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FÉLIX DOMÍNGUEZ
Domingo, 15 de octubre 2017, 00:19
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El alcalde de Nájera, Jonás Olarte, ha salido al paso de las críticas vertidas por el concejal del PP Álvaro Azofra sobre dos temas de actualidad en la ciudad. Respecto a «la desmesurada anchura» de la nueva acera y la «excesiva estrechez» de la calzada en el comienzo de la calle Ribera del Najerilla tras las obras de acondicionamiento de dicho vial, el alcalde ha señalado su «absoluta confianza en que los servicios técnicos municipales cumplen con todo el rigor la legislación al respecto, como profesionales que son», por lo que, asegura, que tanto él como su equipo de gobierno «no dudamos para nada de su profesionalidad».
Abundando en el asunto, Olarte indicaba que «la anchura de la acera al principio, es necesaria para que los vehículos que paren en la zona de carga y descarga, no sobresalgan y puedan provocar accidentes», al tiempo que señalaba que la anchura mínima de la calzada es de «3,70 metros, con lo que pasa perfectamente cualquier tipo de vehículo».
El regidor también sale al paso de la crítica popular respecto a la estrechez del paso peatonal por debajo del puente para unir las calles Ribera y Descampado. Este paso tiene como objetivo facilitar el tránsito tanto de las personas con discapacidad que están obligadas a usar vehículos de ruedas como de quien lleve un cochecito de niño. Jonás Olarte señaló que «la medida mínima de ancho es de 1,70 metros, con lo que se pueden cruzar dos sillas de ruedas sin problemas».
El primer edil adelantó que «nuestra política va a ser la de seguir arreglando las calles, en la medida de las posibilidades presupuestarias y siguiendo un calendario que viene marcado por la urgencia de las actuaciones», algo que, según afirmó, «nos lo están reconociendo los vecinos».
De paso, aprovechó para reprochar a los populares que, «mientras ellos estuvieron gobernando, no las arreglaron y las calles están como están», ya que, según aseguró, «ellos prefirieron acometer proyectos desmesurados, con costes superiores al millón de euros, como la plaza de toros, dejando las calles, que es donde los najerinos hacen su vida, sin acondicionar».
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