Alberto Rosales elimina hierbajos de los surcos y prepara la tierra para los ajos y cebollas, principalmente. M. C.

Haro

Los venajos se sacuden la hierba

Los trabajos en las huertas jarreras se centran estos días en la preparación de la tierra para la primavera

Domingo, 12 de enero 2025, 08:51

Los venajos de Haro continúan con una intensa actividad en el inicio del año. La temporada invernal avanza firme y alcanza su ecuador marcando el ... compás de las huertas más populares de Haro, a las que cada día acuden centenares de jarreros para cuidar sus cultivos.

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Los principales trabajos esta semana consistían en retirar las hierbas que, impulsadas por la humedad de un invierno lluvioso y los últimos días soleados, se abrían paso entre los surcos de cultivo. Un trabajo previo al paso de las máquinas para comenzar a plantar ajos y cebollas. En estas labores se encontraba Alberto Rosales, quien comentaba de forma irónica: «Estas no necesitan tratamiento antiplagas ni fertilizante... mira qué fuertes brotan».

Rosales espera a la luna menguante de enero para plantar los ajos y reconocía que ha sido un invierno húmedo. «La tierra está seca por encima, pero por debajo está más húmeda. Se pega la morisca. Pero estamos en enero, ahora esperábamos que estuviese más seco. Este año ha llovido mucho en noviembre y diciembre, lo que además ha propiciado que salgan hierbajos. Y ahora además me canso antes, soy mayor». Aún le quedan por recoger puerros, berzas y alcachofas, entre otros. Productos afines al frío.

Alberto Rosales retira los hierbajos estos días en su huerto, mientras termina de recoger berzas, acelgas, alcachofas y puerros

Alberto continúa con la tradición que comenzó hace décadas cuando ayudaba a su padre en el venajo. «Él venía todos los días y yo le ayudaba cuando podía. Pero desde que murió, vengo yo a diario», explicaba sin parar de extraer las malas hierbas. «Pero todos los ciclos se acaban, porque mis hijos no quieren saber nada de la huerta», decía con resignación. Cuando se quedó a cargo de esta responsabilidad aún trabajaba en la bodega Carlos Serres, y cuando terminaba su jornada se acercaba a Fuente El Moro a cuidar de sus plantaciones. Ahora lo hace todas las mañanas, después de dejar a sus nietos del colegio. «En casa no se puede estar. Un hombre en casa es como un colchón en el pasillo, estorba en todos lados», comentaba.

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Este proceso de cambio era aprovechado estos días también por Elías Fernández, que se encontraba arreglando el canal de riego con cemento, tapando grietas. En su caso tiene aún plantados habas, ajos, romanescu, lechugas, alcachofas y puerros. Una huerta a buen rendimiento que dará paso a patatas, en primer lugar. Y el invernadero a principios de febrero acogerá la siembra de pimiento y tomate, productos más de primavera.

Las huertas municipales tienen su origen oficial en el inicio del siglo XX, gracias a la cesión de los terrenos por parte de una mujer adinerada, para que pudiesen alimentarse familias con más necesidad.

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