Una vida ayudando a Cruz Roja

Teresa comenzó a trabajar como enfermera para Cruz Roja durante la Guerra Civil. Por aquel entonces era una adolescente que optó por ayudar a los demás dentro de esta entidad. Y su colaboración con Cruz Roja se mantiene firme hasta nuestros días. Con 98 años cumplidos, el pasado miércoles recibió un homenaje en casa. Su reducida movilidad le impidió compartir el acto que la Asamblea Local de Cruz Roja en Haro celebró ayer en el teatro Bretón para sus socios más veteranos.

La entidad lleva cerca de 120 años en Haro y sigue tan viva como lo ha estado siempre. En la actualidad cuenta con 900 socios en la comarca jarrera y las aportaciones de sus socios suponen un 47% del montante total de sus ingresos. Así lo reconoció Julio Puelles, presidente de Cruz Roja en la ciudad jarrera, durante el emotivo homenaje. En 1988 llevaron a cabo una digitalización de los archivos, pero la mayoría de los socios llevan muchos más años aportando periódicamente su ayuda económica. Prácticamente toda una vida. Son cerca de doscientas personas las que llevan más de veinticinco años vinculados a la entidad. Y ayer, una treintena de esos socios recibieron un bonito homenaje. De tres en tres fueron llamando a los hombres y las mujeres que emocionados recibieron un cálido reconocimiento a una ayuda desinteresada. Un diploma que recogía palabras del poeta Luis García Montero y que alababan la generosidad. Porque como destacaron en un vídeo, gracias a esas ayudas «pueden convertir la magia en silla de ruedas».

Generosidad con la que seguirán contribuyendo para que Cruz Roja en Haro pueda continuar con sus programas de ayuda a los jóvenes y a los que más lo necesitan.