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Germán Juárez, con su guitarra una vez terminada la entrevista. Félix Domínguez
«La gratificación de ver que la gente valora tu trabajo, está bien»

«La gratificación de ver que la gente valora tu trabajo, está bien»

Germán Juárez Villarreal | Músico ·

Se fue de Argentina huyendo del corralito y se estableció en Nájera, donde es un músico reconocido

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Jueves, 14 de marzo 2019, 08:54

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Germán Juárez Villarreal es un músico nacido en Árbol Solo, en la provincia de Tucumán, al norte de Argentina, que llegó hace años a Nájera. Confiesa que lo que se encontró en cuanto a paisaje «no era muy diferente a lo que había dejado en mi país». Tras unos primeros años en los que sus obligaciones laborales le apartaron de la música, «porque por el horario no podía compaginarlo», la crisis le llevó a decantarse por la música.

-¿Cuándo y cómo llegó a España?

-Desde pequeño, bueno con catorce años o así, ya quería emigrar de Argentina, irme a buscar otros horizontes fuera del país, y la ilusión era entonces irme a Estados Unidos. A través del tiempo me he dado cuenta de que los sueños se cumplen, no en la medida que uno quiere, pero sí en la de poder decir, me fui. Me vine para acá porque aquí vino un pariente e hicimos, más o menos, un arreglo de decir, si vos te vas, acuérdate de que yo estoy aquí.

«Soñaba con emular a los Creedence y llegué a tocar ante 50.000 personas en un estadio»

-¿Cómo era su vida en Argentina?

-Desgraciadamente, Argentina fue castigada siempre por las malas gentes que estaban al mando en esos momentos, primero los militares, después los gobiernos democráticos... Y llegó un momento en que la inflación, el corralito, hizo que el pueblo despertara y echara al presidente. Pero con esa inflación no se podía vivir, porque lo que costaba, vamos a suponer, un euro a la mañana, a la tarde costaba casi dos. A ese ritmo de vida no se podía quedar uno allí. Surgió la posibilidad de venir y con dos hijas. En ese tiempo eran pequeñas y la ilusión mía era que estudiaran, que tuvieran una carrera, y así fue.

-Entonces, ¿en Argentina trabajaba o qué hacía?

-Yo trabajaba y a la vez hacía música, porque no se podía vivir de una sola cosa. Como el horario laboral allí es muy distinto al de acá, se trabaja de 6 de la mañana a las 2 de la tarde, entonces me quedada toda la tarde libre y me daba la posibilidad de hacer música. Así anduve recorriendo el país con distintos grupos.

-¿Cómo fueron sus inicios?

-La guitarra la llevo, quizás, en mis venas. Vengo de una familia no dedicada a la música al cien por cien pero sí aficionada. Entre tantos hermanos que éramos había dos que se dedicaban a la música: uno hacía rock y el otro folk, y ahí crecí.

-¿Resulta fácil tratar de vivir de la música?

-No, vivir de ello no viven nada más que los que ya están, los que están luchando día a día tratando de conseguirlo no alcanzan a vivir de ella. Uno lo hace con ilusión, más que nada, y la gratificación de ver que la gente percibe tu trabajo y lo valora está bien. No te da monetariamente una solución pero sí te compensa moralmente.

-¿Por qué esa atracción por Atahualpa Yupanqui?

-Atahualpa está muy ligado al gaucho, a la gente de campo, al labrador, y yo estoy muy ligado a eso, porque me he criado en un mundo en el que el campo estaba más ligado a la ciudad, ahora el campo es el campo y la ciudad, la ciudad. Yo me críe escuchando folclore, leyendo mucho a Martín Fierro, entonces de ahí se me pegó mucho Atahualpa.

-¿Qué le gusta más de él?

-Me gustan las letras por su contenido, por el enfoque que llevan, pero también porque defiende mucho la naturaleza. Atahualpa era parte de la naturaleza, parte del campo, parte de los árboles, del río... él era uno más en la naturaleza.

-¿Le gustaría poder vivir solo de la música?

-La ilusión nunca se pierde. Recuerdo que con catorce años me gustaba mucho Creedence Clearwater Revival. Era fanático de ellos y miraba las fotos en la que salían cantando en un estadio lleno y me ilusionaba con eso. Me decía: algún día... Así fue, en los 80 logré tocar en un estadio ante 50.000 personas, en un megafestival de folclore y en ese festival de Jesús María toqué durante unos 10 o 15 años.

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