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Uno de los grupos, durante la visita a la torre campanario de la catedral de Calahorra, ayer. :: s.s.j.
Una torre con mucha historia

Una torre con mucha historia

Amigos de la Historia ofreció ayer una visita al campanario de la catedral de Santa María de Calahorra

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Jueves, 1 de enero 1970

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Ayer tuvo lugar la primera salida prevista por la asociación Amigos de la Historia de Calahorra dentro de su iniciativa 'Antes de que llegue el invierno' y consistió en una visita a la torre campanario de la catedral de Santa María. El colectivo celebra su cuarenta aniversario en 2018 y la primera actividad del programa fue la conferencia 'Roma, el gobierno de un imperio', el 19 de octubre, a cargo del catedrático de la Universidad de La Rioja Urbano Espinosa.

Ayer acudieron más de setenta personas y subieron a la torre en tres grupos, realizando varias paradas en sus diferentes pisos. En uno de ellos estaba Pilar Urrutia, que dio detalles sobre varios materiales etnográficos, como unos faroles utilizados para acompañar al obispo y en procesiones solemnes, una antigua maleta de los obispos, un altar portátil para misas de campaña que fue usado sobre todo en la guerra de Cuba a finales del siglo XIX, así como mascarones del órgano originales, unos reclinatorios y grabados con marcos antiguos.

En otro piso, el canónigo de la catedral y archivero, Ángel Ortega, mostró elementos como las sacras (grabados de oraciones), un brasero, tenebrarium o tenebrario (candelabro para los oficios de tinieblas) y un estandarte. Algunos objetos fueron recuperados de iglesias de pueblos que quedaron abandonados.

Pilar Urrutia, Rafael Puy y Ángel Ortega mostraron objetos del culto y las matracas y campanas

Rafael Puy esperaba en la siguiente planta, donde hay dos enormes matracas (una procedente de la parroquia de San Andrés y otra de la catedral, queda otra en la iglesia de Santiago) que sustituían a las campanas para dar avisos a la gente durante la Semana Santa (desde después del toque de Gloria hasta la Resurrección de Jesús).

En la siguiente altura están la mayor parte de las nueve campanas, destacando la de Ave María por su antigüedad (se calcula que data de 1350) y la de los santos, porque es la única que conserva el contrapeso original y sirvió como modelo para poder rehacer el resto de contrapesos de las demás campanas.

En la última altura está la campana de las horas, que es la más espectacular y pesa unos dos mil kilos.

En la torre, que comenzó a construirse en el siglo XV, solía vivir el campanero y desde una especie de ventana veía lo que ocurría dentro del templo y sabía cuándo tenía que realizar los diferentes toques.

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