El policía de Calahorra condenado por detención ilegal recurre al Supremo

Los hechos por los que se condenó al oficial se remontan al mes de marzo del año 2013, cuando un vecino de Calahorra, J. M. B. P., acudió a la Jefatura de Policía de Calahorra para solicitar una copia de una multa de tráfico que le habían puesto en su vehículo y que no podía leer ya que el papel se encontraba mojado por la lluvia.

Finalmente, ello desembocó en la detención de J. M. B. P. Una actuación para la que, según se recoge en la sentencia de la Audiencia Provincial, «no había base legal» al considerar que el hecho de «dirigirse el señor B. al oficial a gritos porque no hacía caso a lo que pedía, y de reiterar una y otra vez su petición, no pudo hacer pensar al oficial que el señor B. estaba cometiendo un delito».

El fallo de la sentencia impone para el jefe del servicio de noche cinco años de prisión más ocho años de inhabilitación por un delito de detención ilegal. Además, le obliga a pagar 3.000 euros de indemnización al denunciante por el «quebranto psicológico al que fue sometido».

En el juicio contra el oficial estaban acusados además otros dos policías locales que quedaron absueltos al entender el juez que actuaron bajo las órdenes de su superior.

28 años de servicio

El oficial que ha recurrido ahora al Tribunal Supremo llevaba 28 años de servicio en el Cuerpo de la Policía Local de Calahorra. En el momento en el que se celebró el juicio, el condenado permanecía fuera de servicio al encontrarse de baja médica.

Durante la celebración del juicio, a finales del mes de octubre del pasado año, él mismo pidió al juez la absolución de sus dos compañeros en el caso de que la sentencia fuese condenatoria como así resultó finalmente.

Una de las pruebas en la que el magistrado basó su sentencia es la grabación de la lectura de los derechos al denunciante. Mientras a J. M. B. P. se le aprecia «un tono apurado, casi avergonzado», el del oficial de la Policía de Calahorra es «irrespetuoso, desconsiderado, arrogante y despectivo», señaló el juez.

Otro argumento en el que se fundamentó para dar la razón a J. M. B. P. es su estatura y su avanzada edad frente al oficial. «La diferencia de edad y de altura» entre ambos son hechos, para el juez, que hacían impensable que J. M. B. P. pudiese agredir al oficial de Policía como éste declaró en el juicio.

Por otro lado, en la sentencia de la Audiencia Provincial se exculpa también a J. M. B. P. del delito de atentado a la autoridad del que le acusaban los policías del servicio nocturno.