Fabio Muro, un músico solista de solo 13 años
El jovencísimo violinista afianzó su crecimiento en la oportunidad vivida con la Camerata del Prado en el ClasicArnedillo
La segunda velada del ClasicArnedillo dejó un momento para la historia reciente de la música riojana: un chico de 13 años, el arnedano Fabio Muro, actuaba como violinista solista al frente de la prestigiosa Camerata del Prado.
Hacía mucho tiempo que no se daba un debut de alguien tan joven al frente de una actuación de clásica. Habría que acudir a la figura de Pablo Sáinz-Villegas.
En un entorno familiar melómano, Fabio mostró interés por la música desde pequeño. Empuñó por primera vez un violín a los cuatro años. Sus padres, el también músico Pablo Muro y María Ruiz, le encaminaron por la metodología Suzuki, especializada en el aprendizaje de instrumentos de cuerda para niños, con la profesora Silvia Crusellas.
«Me gusta sentir que hago música», sonríe. Durante este curso, se ha enriquecido en 2º de Enseñanza Profesional de violín en el Conservatorio de Calahorra. Y para reforzar su aprendizaje, lleva tres años acudiendo cada quincena a Madrid a recibir clases con David Martínez, solista de la Camerata del Prado. Violinista y profesor reconocido nacional e internacionalmente, al toparse hace unos años con su musicalidad innata y su facilidad para aprender, pidió a su familia que lo incorporaran a sus clases. «Es una oportunidad aprender más con uno de los mejores», asiente.
En ese crecimiento, y de la mano del director de la Camerata, el arnedano Tomás Garrido, llegó la invitación de Martínez para que Fabio fuese solista en la segunda cita del ClasicArnedillo. Primero compartió escenario con su profesor con obra de Antonio Vivaldi. En su momento como solista, el chico eligió el repertorio: Pablo Sarasate, del que saborea su «música más libre».
«Normalmente, cuando voy a tocar en un concierto, no estoy nervioso. Pero en esta ocasión sí que sentí nervios porque había mucha gente. Pero cuando salí y comencé a tocar se me pasó y disfruté mucho. Acabé muy contento». En la repleta iglesia de San Servando y San Germán estaban su familia, sus amigas, muchos vecinos... Cuando acabó, todo fueron felicitaciones. «Lo tiene dentro y lo transmite. Y la gente lo ve. Mucha gente que no tiene que ver con nosotros salió diciendo que se había emocionado», asiente su madre.
Esta actuación se une a recientes galardones en el XXI Concurso Instrumental Sant Anastasi, en Lérida. Ahora, meses de vacaciones antes de volver a las clases. Y no solo con el violín al hombro, sino que también le apasionan las matemáticas, la física, la historia, el ajedrez... «No sabemos hasta dónde llegará su camino, si continuará... Pero se trata de que disfrute. A él le gusta: disfruta tocando, disfruta ensayando, también compone... Lo que haga será decisión suya», sonríe su padre.
Ante el futuro, Fabio no ve presión. «Cuando me felicitan, me siento bien y con ganas de seguir –agradece dispuesto a mantener la apuesta–. Por ahora, quiero seguir estudiando y ya veremos lo que viene después», afirma.
