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Pablo Castillo, en uno de los parques céntricos de Poznan. :: p.c.g.
Polonia,  entre el pasado y el futuro

Polonia, entre el pasado y el futuro

Pablo Castillo GarcíaArnedano en Poznan (Polonia)

ERNESTO PASCUAL

Miércoles, 11 de febrero 2015, 09:03

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Cuando el joven arnedano Pablo Castillo García solicitó la beca Erasmus no tenía dudas de qué destino quería: varios amigos le habían recomendado Polonia por la belleza de sus paisajes, su dramático siglo XX y un coste de vida asequible. Para la elección de la ciudad, su hermano le inclinó hacia Poznan. «Es más pequeña que Varsovia, de ambiente universitario y Erasmus y donde apreciaría mejor la cultura polaca», describe.

Poznan le acoge desde septiembre y hasta junio, cuando aspira a viajar a América del Sur a ejercer ya como ingeniero civil. Durante estos meses, confiesa que la adaptación de un estudiante Erasmus es sencilla gracias a que asignan a cada alumno un mentor nativo «que te ayuda en cualquier tarea, tanto papeleos como asistencia para ir al médico o indicarte cómo moverte por la ciudad».

Lo que no ha sido sencillo ha sido el idioma. Por su dificultad para alguien de lengua latina, Pablo ha optado por comunicarse en inglés. A lo que también ha tenido que acostumbrarse es a lo diferentes que son los polacos respecto a los españoles: menos abiertos, menos comunicativos, más serios. De hecho, ha encontrado cierto rechazo a los latinos por ser ruidosos. «No todos son así, por supuesto, ya que muchos amigos polacos son abiertos a conocer nuevas culturas y a pasar un buen rato en un ambiente bastante más distendido», señala. Con todo, apunta que esas características se dan más entre ellos que entre ellas, que son «muy bondadosas, risueñas y abiertas».

Quizá su dolorosa historia o su conflictiva ubicación geopolítica hayan forjado ese carácter. «Se nota el resquicio de su pasado; a veces un sentimiento de inferioridad que refieren en la expresión 'Más fácil que Polonia' -analiza Pablo-. De ello viene su carácter también brusco y defensivo». El arnedano cuenta que, según el ambiente en el que se mueve, percibe polacos de tendencias políticas y culturales occidentales u otros más cercanos a Rusia.

Polonia se presenta hoy en la esfera internacional como uno de los países en crecimiento. «Se ve que el país quiere crecer: intentan europeizarse para conseguir progreso y escapar de su pasado más negro pero con la fuerza y poderío ruso que muestran en su carácter», analiza Pablo. En esa apuesta, el país está invirtiendo en obra civil y construcción. De hecho, Pablo apunta a las muchas obras y maquinaria que pueden encontrarse en cualquier rincón de Poznan. Pero apunta que algo tienen pendiente en la apuesta: mejorar las condiciones laborales y salarios.

Aunque Poznan es una de las capitales antiguas de Polonia, este arnedano subraya su carácter juvenil, favorecido por el 25% de estudiantes que habitan sus calles. Pese a ello, no deja de ser una ciudad de contrastes como otras polacas, con un casco antiguo en el centro muy vivo y transitado, rodeado de calles peatonales con tiendas, y zonas de extrarradio inhóspitas, sin apenas vida ni servicios.

En ese mapa, el lago Malta, junto a la zona universitaria, baña una extensa zona de ocio, con bares, centro comercial, montaña rusa, pista de esquí, parque acuático. Junto a ésta, el parque Citadela, con su cementerio histórico de la guerra, y la plaza mayor Stary Rinek, con sus vistosas casas de colores, son los lugares preferidos de Pablo. Además, el castillo del Emperador, del siglo XIX, y la isla de la Catedral son los lugares que recomienda visitar gracias a esta experiencia que le está enriqueciendo como pocas otras.

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