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E. PASCUAL
Domingo, 14 de septiembre 2014, 23:14
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Después de un año de arduo y entregado trabajo, los hombres y mujeres de hace un milenio celebraban sus fiestas en el entorno del mercado, alrededor de una cita anual en la que llegaban a su ciudad puestos con productos desconocidos y exóticos, a los que no tenían alcance el resto de meses; personajes con historias y aventuras que a la imaginación le costaba comprender; o juegos e instrumentos de los que tenían que aprender su funcionamiento bien para diversión bien para aplicarlos a labores agrícolas o artesanales.
Con esa herencia medieval, de los tiempos en los que fieles de las culturas cristiana, árabe y judía compartían sus calles y campos en cordialidad y solidaridad, la ciudad del calzado ha celebrado este fin de semana con un enorme ambiente en las calles del casco antiguo la decimosexta edición del Mercado del Kan de Vico. Una cita que rememora los mercados que el kan, el jefe de la comarca que fuera árabe y que se convirtió, según la leyenda, a la cristiandad después de que se le apareciera la Virgen en el paraje de Vico, convocaba cada año para contentar a sus vecinos y atraer con aires de fiesta a los de otras localidades.
Y la organizadora, la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo, puede complacerse de que ha vuelto a cumplir los objetivos pues el Mercado volvió a recibir ayer, como ocurriera también en la inaugural del sábado, a cientos de visitantes. Ante ellos, los más de ochenta puestos artesanos con todo tipo de productos, diversos talleres, atracciones y personajes medievales... y también degustaciones, como la ya tradicional de sardinas en el mediodía de ayer. En un fin de semana de muchos actos en la ciudad, el Mercado volvió a ser una fiesta de tres culturas.
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