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E. P.
Domingo, 19 de agosto 2018, 00:21
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Tras dos días despertando con los de vacas, los encierros de toros regresaron ayer a las mañanas de fiestas alfareñas. Y el cambio notable en la presencia de corredores y público. Con bonitas carreras, aprovechando los corredores huecos para coger toro, los animales marcharon hermanados en la primera pasada, mientras que en la segunda un astado quedó suelto en la ida y en la vuelta, provocando momentos de peligro.
También provocó un aumento de público en la posterior prueba en la plaza de toros la exhibición de bravura con la ganadería de los hermanos Arriazu. Mucho público en los tendidos y vacío el callejón eran evidencias previas de los riesgos que deja una ganadería poderosa de pies y con astados acostumbrados a saltar los burladeros. Ocurrió en diversas ocasiones, llegando a tocar y asustar a los primeros tendidos.
Carreras diferentes, más divertidas, fueron las de los niños una mañana más ante los cabezudos.
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