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P. J. PÉREZ
Miércoles, 10 de julio 2013, 12:45
Muchos vecinos de Berceo se levantaron ayer nerviosos por llegar a tiempo a ver la reinstalación de las campanas en la torre de la parroquia. Estas habían permanecido varios meses en un taller en Valencia para ser reparadas.
Desde muy temprano una enorme grúa se ubicó entre la iglesia y las casas más próximas, mientras otra gran pluma descargaba de un camión situado en la carretera cuatro campanas relucientes. Estas eran colocadas en unos palés de madera para ser izadas posteriormente hasta lo alto de la torre. Los vecinos se fueron acercando a la plaza del Ayuntamiento y hasta sacaron una mesa para colocar cafés y pinchos «para quien quisiera picar algo».
Mientras, al otro lado de la carretera, gruístas, personal de la empresa valenciana y hasta el sacristán fueron planificando la forma de subir las campanas que, según los técnicos «estaban bastante deterioradas». «Tenían yugo de hierro y lo que se ha hecho ha sido bajarlas para limpiarlas y ponerles yugo de madera», añaden. En la restauración se ha tardado más de dos meses y medio: «Ha habido que hacer herrajes nuevos a la medida y con tamaños que permitieran el paso por los arcos de las ventanas de la torre».
El párroco, Fernando Mesanza, agustino de San Millán, explicaba que las campanas estaban tan mal que «solo se hacía un campaneo con un martillo mal instalado por una compañía que estafó al cura anterior». Ahora, «esta empresa de Valencia nos ha hecho un trabajo importante».
El sacerdote explica que fueron «los jóvenes los que comenzaron con la idea de hacer algo por las campanas». «Llegó primero una persona generosa, luego otras y entonces los 'muchachos' se pusieron las pilas y así empezó la cosa», añade Mesanza.
El párroco aclara que «no hemos tenido ninguna ayuda». Dice que «la iglesia no da dinero porque tiene otras prioridades y al Gobierno no hemos llegado porque también está la crisis». «Desde el primer momento los muchachos dijeron que lo haríamos todo nosotros, y con el alcalde y los concejales todo el pueblo ha trabajado mucho para conseguirlo. Lo ha hecho desde el más mayor, de 96 años, hasta una pequeñita que viene aquí a misa, de cinco o seis años».
Para estrenarlas, el 16 de septiembre cumple la iglesia más de 118 años, «y ese día vamos a voltear todas las campanas». «Antes, de aquí a dos semanas, haremos una bendición para que vayan funcionando mientras», añade el párroco.
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