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El caminante ante el mar de niebla
CULTURA

El caminante ante el mar de niebla

Fotografías sobre el desarrollo urbano de Pekín, Hong Kong y Shanghai componen la exposición en Logroño del artista madrileño Ballester recrea en la Amós Salvador los cimientos de la nueva China

J. SAINZ

Jueves, 28 de enero 2010, 01:37

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, el conocido cuadro del pintor alemán romántico Caspar David Friedrich, es un buen punto de partida. Lo es, por ejemplo, para preguntarse por lo absoluto o por la nada, por dios o por el hombre, por el mundo, por la vida, por la muerte, por el más allá, por el vacío, por el camino, por el futuro, por la fe o por la desesperanza... Lo es, sin duda, para sumergirse en la obra de José Manuel Ballester, artista madrileño, pintor y actualmente, sobre todo, fotógrafo, que expone en Logroño la extraordinaria colección 'La gran ciudad en la China actual'.

Fotografías de Pekín, Hong Kong y Shanghai que son mucho más que testimonio documental del desmedido desarrollo de estas , algo más, incluso, que imágenes artísticas de belleza impactante, componen la nueva exposición de la Sala Amós Salvador. Ballester regresó ayer a este espacio donde hace ya trece años expuso una muestra de su pintura, y fue el concejal Carlos Navajas -inaugurador junto al director general Javier García Turza- quien estableció el paralelismo con el enigma de Friedrich, a quien Ballester, mente germánica confesa, reconoce admirar.

El propio artista es aquí y ante el que se detiene a observar, entre pasmado por la brutalidad de su estética y reflexivo por lo alienante de su significado, no es otro que el despertar de una China gigantesca simbolizado por su nueva arquitectura urbana. En Ballester (casi) siempre es la arquitectura. «Es mi pretexto de trabajo, la escenografía de la obra de teatro que es la vida», explica el autor. Arquitectura, en muchos casos, en construcción: «Las obras tienen una gran energía, son escenarios de una tensión enorme. Son como un campo de batalla».

Desafío al mundo

Campo en el que libra su batalla el 'socialismo secularizado' que está obrando el 'milagro chino', versión inimaginable de aquel desencantado 'gran sueño americano'. Y es que la moderna arquitectura china es más que arquitectura. «Es la escala faraónica de estas construcciones lo que destaca, edificios que serían imposibles en otro contexto». Pekín, Hong Kong y Shanghai son más que las metrópolis de la vieja Europa, más incluso que los iconos cosmopolitas del nuevo mundo. «Ellos están desafiando al mundo», enfatiza Ballester.

Pero no sólo por la magnitud de las construcciones magistrales de Herzog&Meuron (Estadio Olímpico), Rem Koolhaas (sede de la CCTV) o Paul Andreu (Gran Teatro Nacional)... También y sobre todo por el mensaje que lanza a occidente una potencia emergente que parece empeñada en borrar la línea de su horizonte. «Han conseguido un extraño cruce entre el comunismo y el capitalismo más voraz -resume el artista-; se han apropiado de éste y han llevado la sociedad de consumo más lejos que nadie».

Es apenas el comienzo de un proceso de consecuencias incalculables para todo el planeta. Ante ello, Ballester se limita a detenerse en el camino y otear el paisaje neblinoso. La china, ese desarrollismo desaforado en forma (aquí) de nube arquitectónica de apariencia infinita, oculta al ser humano igual que la dictadura de partido único obvia derechos humanos. «El individuo no está presente en estas fotografías simplemente porque no cuenta -explica-, porque en el sistema es sólo una pieza sustituible de la cadena de montaje».

Con todo, con su desmesura, la China actual de las ciudades ostentosas, con su hermosura y monstruosidad, también es un símbolo de la pequeñez, de la insignificancia... Las fotografías de Ballester no lo resuelven, tan sólo lo contemplan. Como .

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