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Viernes, 22 de enero 2010, 11:49
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Solamente las manos recuerdan a la figura pública y delatan su edad. De lo demás, queda poco. No hay en la imagen rastro de la Cindy McCain a la que estaban acostumbrados sus amigos del club de campo, los vecinos de la urbanización, sus compañeras consortes del Partido Republicano, tan rubias, con los ojos tan azules y los dientes tan blancos en sus impecables trajes, tan estupendas. Era la mujer sin tacha, la de los perlones en las orejas, la que lo deja todo para cumplir con sus deberes domésticos. Ahora ha decidido ponerle los cuernos a la opinión del partido de su marido John McCain y con su imagen apoya la campaña a favor del matrimonio homosexual en California. Ya lo hizo antes su hija Megan, que también posó con la boca tapada para la iniciativa NOH8, contra la Proposición 8 del gobernador Arnold Schwartzenegger que prohibe las uniones en aquel estado.
Cindy Lou Hensley siempre ha sido un espíritu libre. La heredera de Anheuser Busch (Budweiser) no ha renunciado a sus aficiones y mantiene sus cuentas separadas de las de su marido. A él no le ha hecho gracia la campaña. «Respeto las opiniones de los miembros de mi familia, pero sigo en contra de los matrimonios homosexuales», ha dicho el héroe de guerra en toda una demostración de tolerancia.
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