Quejido de nenúfares
PABLO G. MANCHA
Domingo, 10 de mayo 2009, 02:48
U n lujazo. Así puede definirse el II Ciclo de Flamenco que ha organizado el Ayuntamiento de Fuenmayor y el concierto que desgranó la cantaora María Toledo el viernes, acompañada por uno de los primeros espadas del toque, Paco Cortés, un maestro consumado para el que la guitarra carece de secretos.
María Toledo, que en el mes de junio lanzará su primer disco, fue capaz en apenas una hora de emocionar a los muchos aficionados que se dieron cita al calor de su nombre y de su cante, que cada día es más hermoso y reunido porque a su peculiar armonía ha sumado muchos más matices a una voz poderosa, limpia, aceitunada, que emociona tanto cuando la hace transitar por los tonos bajos como cuando erosiona el corazón con su delicado grito. María Toledo tiene madera de estrella, posee el quejido de los nenúfares y por eso fue capaz de dibujar momentos sublimemente bellos como en la soleá, en los tangos e incluso en una siguiriya breve y mecida en la que desparramó el conocimiento enciclopédico del flamenco que posee.
A mí me llegó por alegrías, con ese arrastrar las sílabas, con ese guiño moruno que impreme a su respiración, a su infinito talento y a la manera que tiene de dejarse el alma en cada compás, como en la media granaína que se me pasó en un suspiro, como en los fandangos caracoleros o huelvanos y al despedirse por bulería cantada con el viento. Una vez más, esta cantaora me volvió a llegar al alma. ¡Que vuelva pronto!
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