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J. ALBO
Domingo, 19 de abril 2009, 10:58
Cientos de personas fueron ayer testigos de un evento anunciado con 76 años de antelación: la apertura de la caja de zinc que la Cofradía del Santo 'puso en circulación' en 1933 rumbo a los calceatenses del 2009 -IX Centenario de la muerte de Santo Domingo de la Calzada-, conteniendo numerosos objetos del VIII Centenario (1909).
Su apertura no deparó sorpresas, ya que, aunque la obligada celeridad del acto no dio para un exhaustivo recuento público, aparentemente estaba todo. La noticia la dio el presidente, Pedro Sanz, al anunciar la concesión de la 'Medalla de La Rioja', máxima condecoración del Gobierno regional, a la Cofradía del Santo, galardón que recibirá el 9 de junio.
Antes, la caja realizó su postrero recorrido, rodeada de un solemne ceremonial. Gaiteros y danzadores encabezaron la nutrida procesión que recorrió las calles en dirección al domicilio de los actuales priores, Gonzalo y Ana Belén Villalta, últimos depositarios de la caja. Ya con ella, todos enfilaron rumbo a la catedral, trayecto en el que los 'priores viejos' portaron en algún momento el continente de tradición. La comitiva se detuvo junto al edificio en el que en 1933 fue sellada la caja e inventariado su contenido. En él vivía Agustín García Trifol, prior de la Cofradía del Santo. Su hijo Luis, un niño entonces, fue testigo de aquel momento. Ayer, él y su hermana Eusebia también pudieron presenciar su reapertura en una concurrida catedral.
Tras las intervenciones, el párroco y abad de la Cofradía, Francisco José Suárez, bendijo la caja, no sin antes referirse a ella como «un signo visible de los que nos han dejado nuestros antepasados, pero lo más importante es el legado de la fe y del amor al Santo».
A continuación, el secretario de la secular entidad, Julián Velasco, dio lectura al acta inventario de su contenido. Casi al final de la larga relación se escuchó un chasquido y el murmullo 'in crescendo' del público congregado en el templo. Se había abierto la caja. Los primeros objetos en aparecer fueron ejemplares del Diario LA RIOJA. Les siguió un programa de fiestas del año 1909; el acta inventario; postales del Santo; la bula papal del Octavo Centenario, de San Pío X. También salió, aunque no figuraba inventariada, una fotografía de Agustín García Trifol. A continuación, un libro, un cuaderno con una dedicatoria del donante de la caja y los objetos (salvo el dinero), el canónigo Ángel Manso Armas; un compendio de la vida y milagros del Santo; el suplemento del Diario LA RIOJA del 12 de mayo de 1909; un rosario; una botella de vino, recibida entre aplausos, y, entre risas, por vacía, una segunda. Y llegaron las monedas, contenidas en una cajita. Entre otras, había una del año 1790, de Carlos III. Les siguieron obleas que adornaron La Rueda en 1909; un mollete (más aplausos), paquetes de puros y, pegados al fondo por el vino derramado, los de cigarros.
Un pueblo y su historia
Previamente, el alcalde, Agustín García Metola (nieto del prior de la Cofradía del Santo de 1933), destacó, emocionado en ocasiones, la importancia del acto de ayer, «que nos lleva 76 años atrás en la historia de la ciudad y de la Cofradía». El prior, Gonzalo Villalta, incidió en que «hoy es uno de los días más importantes de mi vida».
Pedro Sanz, por su parte, enmarcó la concesión de la 'Medalla de La Rioja' a la Cofradía del Santo en «un acto de generosidad, gratitud y de reconocimiento a todo lo que ha hecho durante tantos años por Santo Domingo de la Calzada, por el Camino de Santiago y por lo que significa ser referencia de la ciudad en todo el mundo». También resaltó que «los calceatense no olvidan su historia». El día de ayer fue ejemplo de ello.
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