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El pan más sabroso
ARNEDO

El pan más sabroso

Cientos de personas compartieron ayer la XI Fiesta de la Pringada con la que el Trujal 5 Valles celebró el final de la campaña de recogida

E. PASCUAL

Lunes, 2 de marzo 2009, 15:02

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El aroma a pan asado y aceite regado con fruición embargaron ayer las instalaciones del Trujal Cooperativa 5 Valles. Cientos de arnedanos compartieron el almuerzo más tradicional en la XI Fiesta de la Pringada, cita con la que el Trujal celebra el final de la campaña de recogida de aceite reuniendo a sus 900 socios y familias, sus 199 clientes -44 sumados esta campaña-, a amigos e invitados y a todo el que quiso acercarse a sus instalaciones.

Fue la mejor oportunidad para degustar y comprobar el aceite resultante de esta campaña 2008/09, en la que el Trujal arnedano ha recibido 1.296.000 kilos para molturar en sus modernas instalaciones -250.000 kilos menos que en la anterior campaña-. Y si ya mostraban las primeras analíticas realizadas que el aceite es de calidad superior, es decir, virgen extra, la multitudinaria degustación compartida de las pringadas en la mañana de ayer corroboró todavía más en el paladar esas buenas sensaciones.

Bordeado el mediodía, todos los pasos conducían hacia el Trujal. Familias, cuadrillas de amigos o tranquilos paseantes se encaminaban hacia sus instalaciones mientras los representantes de la cooperativa y miembros de las asociaciones y peñas arnedanas se afanaban en preparar todo lo necesario para alimentar la fiesta. El fuego presentaba las brasas, las rebanadas de pan ya estaban dispuestas, las parrillas... Y, por supuesto, el primer aceite de la campaña.

En rápida coordinación, el primer paso era asar las rebanadas de pan. Tras unos segundos a la brasa, pasaban a la mesa a que las manos ágiles las limpiaran para ser pringadas, es decir, untadas en el aceite extraído de los campos de la comarca. Por último, el toque del azúcar o el ajo, según los gustos, y, en bandejas, a la mesa de reparto.

Largas filas

Desde el primer momento, la fila de espera recibió a decenas de personas y en el mediodía ya casi salía de las instalaciones. Pero la espera era ágil, se condimentaba con conversaciones, saludos y encuentros entre amigos, aprovechando la agradable mañana.

Entre esas conversaciones, surge un viejo debate. ¿Por qué en Arnedo este tradicional almuerzo es pringada y en la vecina Préjano la voz popular las llama pingadas? Quizá la respuesta esté en la etimología y en los modos de preparar: porque mientras en Arnedo pringan la rebanada, untándole el aceite, en Préjano la bañan en cubos con el oro líquido y la sacan dejándola pingar, es decir, gotear. Eso sí, se llame como se llame, se comen y disfrutan por igual.

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