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Dos médicos practican una circuncisión a un niño. / EFE
La fimosis y su tratamiento
SOCIEDAD

La fimosis y su tratamiento

La circuncisión es la solución a la falta de elasticidad de una parte de la piel que recubre el pene

AMANCIO FERNÁNDEZ

Martes, 11 de diciembre 2007, 01:37

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De todas las enfermedades del aparato genital del varón, indudablemente la fimosis es la más famosa. Todo el mundo ha oído hablar de ella y casi seguro que en alguna ocasión habrá nombrado la palabra fimosis, una veces con miedo, otras veces entre interrogantes, y seguro que alguna vez con cierta picardía.

Se conoce como fimosis la perdida de elasticidad de una parte de la piel que recubre el pene, en concreto la que recubre el extremo distal del pene, su punta. Este hecho no tendría mayor trascendencia si no fuera porque el pene es un órgano funcional que aumenta de diámetro y de longitud al producirse una erección. En esta situación, la piel del extremo distal del pene debe dejar que la parte final del mismo quede al descubierto, siendo esto posible sólo si la piel tiene la elasticidad suficiente.

No hemos presentado aún al auténtico protagonista de esta historia, que es el prepucio. Éste es el nombre exacto de la piel que si enferma nos va a producir una fimosis. Es esta una piel peculiar, como todo nuestro organismo, pues tiene dos capas, una externa más dura y otra interna más blanda. Salvando las distancias es como un abrigo, que en el exterior es resistente y por dentro acolchado. Este diseño permite cubrir adecuadamente la parte distal del pene, que se llama glande, que dada su delicada estructura necesita estar protegida y a la vez en contacto con una piel muy suave.

La fimosis marca la vida del varón: se nace con fimosis y la mayor parte de los ancianos padecen de fimosis.

En el niño recién nacido, la presencia de un prepucio que no deje destapar el glande es normal. Durante el primer año de vida se irá haciendo más elástica y progresivamente dejará que el glande se destape.

¿Qué nos puede hacer pensar que padecemos de fimosis? Esta pregunta hay que contestarla teniendo en cuenta si son niños o varones que hayan pasado la pubertad.

En niños, el prepucio debe permitir que se orine con facilidad, de tal manera que no quede orina retenida en su interior. Cuando el prepucio se cierra dificulta la expulsión de orina y se hincha formando como una pequeña burbuja y quedando orina en su interior. Por otro lado, debe permitir que se pueda realizar adecuadamente la higiene del glande. Si no es posible realizar ésta, y además la orina queda retenida, se pueden producir infecciones. Se conocen como balanitis y dan lugar a la inflamación con edema, dolor y, en ocasiones, expulsión de pus. Si algo de lo hasta aquí señalado sucede, está claro que nuestro hijo padece de fimosis.

En el varón, después de la pubertad, la situación es distinta. El prepucio debe permitir que la orina se vacíe y que se pueda realizar satisfactoriamente la higiene del glande. Pero hay una segunda vertiente que es la función sexual del pene. El prepucio debe permitir que estando el pene en erección, el glande destape por completo y, sobre todo, para conseguir esto no tiene que ser necesario forzar en absoluto el prepucio.

Aunque el auténtico protagonista de este relato se llama prepucio, hay un actor secundario que es obligado presentar y que se llama frenillo. En ocasiones, los actores secundarios son los más importantes, y así el frenillo es a veces quien marca el devenir de los acontecimientos. El frenillo es un engrosamiento de la piel de la parte ventral del glande. En muchos casos, el frenillo se engruesa tanto que impide el normal desplazamiento del prepucio, además sucede que si se fuerza el frenillo se desgarra y se rompe, dando lugar a un sangrado arterial que asusta mucho y que se acompaña de un dolor agudo. No hay que esperar a que esto suceda.

Si el prepucio no permite destapar con facilidad el glande, si el frenillo tira y duele al mantener relaciones sexuales, si ha habido infecciones de la piel del glande o si se aprecian desviaciones en la punta del pene, es obligado acudir al urólogo, pues lo más probable es que padezca de fimosis o de frenillo.

Lo primero que hay que decir es que ninguna de las intervenciones quirúrgicas que sobre el prepucio o sobre el frenillo se vayan a realizar lo son con intención o con objetivo estético. Se hacen para mejorar el funcionamiento de una parte de nuestro organismo. ¿Es mejor o peor realizarse la circuncisión? Pues ni mejor ni peor, lo que hay que saber es si es necesario, y en este caso no dudarlo y someterse a esta sencilla intervención.

Se llama circuncisión la intervención quirúrgica que consiste en extirpar el prepucio. Es una intervención sencilla que no precisa de ingreso en hospital, que se realiza de modo ambulatorio, con medios sencillos y anestesia local. Realizada con técnica anestésica adecuada es una intervención prácticamente indolora.

La recuperación

¿Y la recuperación? Curiosamente, en la circuncisión causan más molestias la recuperación y las curas locales posteriores que la propia intervención quirúrgica.

Una vez realizada la extirpación del prepucio debe quedar muy claro que la apariencia estética del pene se va a modificar, pues el glande va a quedar siempre destapado. Hay que entender que el glande tiene que acostumbrarse a estar el aire y esto sucede paulatinamente, con el paso de las semanas.

La circuncisión es una intervención muy antigua, hay grabados egipcios en los que se detalla su realización. No se consigue nada, por miedo o pereza, retrasando su realización. Si es necesaria, cuanto más pronto se haga, mucho mejor.

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