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JUNTOS. Gurutz anima a Torrego en un partido. / F. DÍAZ
Los dos guardianes
Balonmano

Los dos guardianes

El Naturhouse ha puesto un muro en la portería: Armand Torrego y Gurutz Aginagalde han empezado el año enormes. Y el equipo lo nota

PABLO ÁLVAREZ

Viernes, 26 de octubre 2007, 12:46

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El Naturhouse tiene un chollo en la portería. Allí, donde en este deporte se deciden tantas cosas, viven dos guardametas de ésos que ganan partidos. Y se diría que Armand Torrego y Gurutz Aginagalde han nacido para compartir portería. Se reconocen muy amigos dentro y fuera de la cancha; ellos pactan quién entra y quién sale; ambos han decidido ya partidos para su equipo este año. Y por compartir, casi hasta el cumpleaños: Gurutz cumple hoy 30 años, Armand llega mañana a los 34.

Todo el mundo ve que están bien. Y ellos también. «Las cosas están saliendo bien, si no está uno está otro, y eso se está notando», afirma Torrego. Hasta ahora, dice, «no ha habido un partido en el que la portería falle. Pero mañana puede ocurrir».

Esa competencia total entre dos porteros puede tener sus problemas, si es que los egos llegan a decidir. Para ellos, sin embargo, «son todo ventajas». Lo dice Gurutz. «Nuestra competencia es muy sana y muy buena, buena para nosotros y muy buena para el equipo».

Torrego va incluso más allá. «En 17 temporadas que llevo», afirma, «es la segunda vez que tengo una relación así con el otro portero. La relación que he tenido con Gurutz no la he tenido con otros, salvo con Hombrados quizá. Y eso se nota en el campo». Gurutz asiente. «Sobrepasa el campo. Compartimos la amistad y otra cosa importante, que somos los capitanes del equipo. Los problemas muchas veces tenemos que solucionarlos nosotros». Así ocurre que «el vínculo se hace más fuerte. Cada vez que uno lo hace bien, el otro se alegra».

Decisiones

Durante un partido, los porteros llevan su propia dinámica. El entrenador decide quién sale de inicio, pero a partir de ahí la decisión es suya. Y eso sólo funciona si existe la confianza suficiente.

«No somos egoístas», asegura Torrego. «Si uno está mal...». Claro que eso no siempre se ve desde fuera. «Estar mal no significa que te metan 10 seguidos. A lo mejor te los meten, y estás yendo a por el balón y no llegas por lo que sea. Si es así, las paradas llegarán, y el otro lo ve así y lo entiende». Si no existiera esa confianza, «podrías decir 'soy egoísta y me quedo'». Pero existe, y esa confianza también sirve para que uno le advierta a otro de lo que hace mal. «'Oye, que te han metido tres aquí' Esas cosas, en otra situación, no las dirías», reconoce Torrego.

Uno 30, el otro (mañana), 34. No es demasiada edad en un gremio que empieza a explotar tarde. «La portería es mucho de experiencia, y esa la coges jugando», dice Gurutz. «La época buena de los porteros empieza hacia los 27 ó 28 años. Los grandes cracks son los que destacan con 23».

¿Qué tienen ahora que antes no tenían? Torrego lo explica: «Tranquilidad. Cuando tienes 24 años te quieres comer el mundo, y esas ansias te hacen no llegar a balones o que te pases de frenada. Y con 28 años ya te das cuenta de que si estás más tranquilo ves las cosas mejor». La repetición enseña. «Cuando te meten un gol por vez número 100 con el mismo gesto, ya sabes que la gente al final va a tirar así», explica Gurutz.

Se aprende, en fin, la paciencia, algo no fácil cuando se es joven. «Acabas sabiendo que determinado jugador, en determinada forma de lanzar, de cada 10 tira 7 al mismo sitio. Pues que meta los otros 3, pero vamos a pararle 6 ahí. Porque si vas a por todas, probablemente te meta 6 ó 7. Eso es la experiencia».

Películas

Para llegar a «eso» hay que ver la tele. «Muchos vídeos, muchos», dice Torrego. Y Gurutz aumenta: «No podríamos vivir sin vídeos». De ese modo, una semana puede traer 4 ó 5 películas del equipo que toca el sábado.

Ambos recogen ahora los frutos de una decisión arriesgada, cada uno en su momento: la de venir a un club nuevo sin demasiadas referencias. En el caso de Gurutz, cuando el club aún estaba en la B y él jugaba en Bidasoa, en Asobal. «Era una apuesta de futuro. Después de 3 años, se ve que he acertado. Mira dónde está Logroño y donde está Irún». Ahora, dice, está «como en casa o mejor. He acertado de lleno».

A Torrego, después de ganar casi todo y de muchos años en la élite, el cuerpo le pide más. «Tengo muchas ganas de repetir algo que viví hace años: llegar a León, un equipo nuevo en Asobal, meterme en Europa y ganar un título. Y quiero seguir demostrandome a mí mismo, a la familia, a mis compañeros y al público que valgo para esto».

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