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OTRO. Mojsovski se retira de la cancha lesionado. / J. RODRÍGUEZ
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BALONMANO

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El Naturhouse vuelve con un serio correctivo tras un partido en el que nunca tuvo opciones

PABLO ÁLVAREZ

Jueves, 18 de octubre 2007, 21:56

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El Naturhouse La Rioja regaló ayer un partido. Se lo entregó en bandeja y con un lacito al CAI Aragón, que sólo tuvo que poner las manos y aceptarlo de mil amores. Los franjivino fallaron lo suyo y lo de los demás, regalaron un balón tras otro y, al final, se llevaron una paliza de las que duelen. Este equipo en formación sigue siendo tremendamente irregular, y alterna momentos sublimes con lamentables pérdidas de identidad.

Y encima, sigue perdiendo efectivos. A las lesiones ya conocidas se unió ayer la de Naum Mojsovski, que se retiró con mucho dolor en un tobillo y es casi segura baja para el sábado. Dios sigue apretando al Naturhouse, tanto que corre el riesgo de ahogarse.

Se sabía que el CAI Aragón es uno de los equipos que más y mejor corren de esta liga. Contra conjuntos así, ceder pérdidas y ataques fáciles es un suicidio. El Naturhouse lo sabía... pero no lo pareció.

Oneto adelantó a los logroñeses nada más empezar el partido (0-1) pero eso fue todo. El Naturhouse estuvo después sin tirar a puerta un buen rato. Todo eran balones fallados en el pase al pivote, alguna falta en ataque, algún mal tiro. El CAI se hartó a lanzar ataques rápidos y contras, y casi sin darse cuenta había roto el partido. En el minuto 8, el 7-1 era ya bastante claro.

De nuevo, como el año pasado, los logroñeses se condenaban a intentar una remontada que, en esta cancha, raya lo imposible.

Porque después el equipo mejoró, pero le costaba mucho generar el peligro suficiente como para amenazar el dominio local. La aparición de Fis dejó la ventaja en 4 (8-4) pero las cosas no iban a ser tan sencillas. Entró en juego el círculo de exclusiones, y el peor parado fue el visitante: Amargant se llevó dos que le eliminaron para muchos minutos.

El descanso llegó con la batalla planteada en la frontera de los 6 goles de diferencia. El Naturhouse había mejorado, pero el CAI ya navegaba muy lejos.

La segunda parte fue mas o menos igual. El Naturhouse salió flojito, volvió a perder de vista el partido y permitió que los maños volaran de nuevo al contraataque. La diferencia se fue abriendo, y más cuando apareció Beno Lapajne, el portero local, que estuvo estratosférico: paró 12 balones y le metieron 11 goles en una segunda parte impresionante: de 6 metros, penaltis, sin visibilidad. Espectacular.

Entre sus fallos, Lapajne, las lesiones, la eliminación de Amargant (que con la lesión de Mojso supuso que los riojanos se quedaran sin centrales) y un arbitraje malo de solemnidad, los riojanos se fueron al hoyo de un auténtico palizón.

La liga sigue, así que toca olvidar esto lo más rápido posible. Siguen, sin embargo, las lesiones. Esto va a ser cuesta arriba.

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