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Cuánto promete
BALONMANO I CIUDAD DE LOGROÑO - KEYMARE ALMERÍA

Cuánto promete

El Ciudad de Logroño vence con comodidad, pese a las bajas, a un Almería desenfocado

PABLO ÁLVAREZ

Martes, 28 de agosto 2007, 15:28

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Lo que prometen estos chicos. Todos. A estas alturas de la pretemporada, con la plantilla a medio incorporar, el Ciudad de Logroño empieza a ser un equipo realmente prometedor. Tiene fallos, intermitencias y errores propios de los equipos en construcción: los andamios aún están puestos. Pero con todo y con eso, ayer se deshizo con mucha suficiencia de un buen equipo como es el Almería, al que por momentos sacó de la pista.

Cierto es que los andaluces llegaron al Palacio en plena Vuelta a España; el fin de semana jugaron dos partidos en Torrevieja, y su viaje sigue ahora hacia el norte. La pesadez de piernas (y de ideas) les costó un señor repaso en la segunda parte.

Pero lo cierto es que el Ciudad de Logroño mostró un carácter mandón que pocas veces se vio en el duro primer año de Asobal. Almería salió fuerte, pero las alternativas en el marcador duraron cinco minutos. Cuando el 3-3 apareció, iba a ser el último empate. Luego el partido fue siempre de los franjirrojos.

Los de ese despegue fueron grandes minutos de Jon Belaustegui. El vasco busca reivindicarse en Logroño como lo que es: un lateral con gran tiro, pero también muy inteligente para mover el balón y para lograr que sus compañeros aprovechen el pánico que causa en las defensas su brazo izquierdo. Su asociación con Marc Amargant, en particular, es de lo mejor de esta pretemporada. Un lujo.

El tirón Belaustegui se llevó el marcador hasta los 4 de diferencia (8-4, minuto 10), aunque luego el ciudad entró en un ratito de dudas que apretó las cosas. Un tiempo muerto de Jota González y la aparición de Gustavo Alonso llevó al Ciudad hasta el 15-12 de la reanudación.

Madurando

En realidad, Almería estaba madurando, y caería pronto. Los andaluces aguantaron casi 10 minutos intercambiando goles, pero luego se les fundieron los plomos en ataque escandalosamente. La defensa logroñesa pasó momentos grandes, robando balones y forzando al rival a atacar por donde más incómodo se sentía. El resultado fue un 8-1 en 7 minutos exactos, entre el 9 y el 16. Un contraataque de Parra ponía el 27-17 que liquidaba el asunto.

El resto sobró. Entre la relajación y un cierto «quiero mi golito» de los riojanos en el final del partido, Almería dejó el marcador en el 32-26 más decoroso.

Hubo cosas para señalar: debutó Mojsovski y no dejó mala impresión en la dirección, pese a algunos errores. Se vieron defensas 6-0, 5-1 y 4-2, todas apreciables. Todos los extremos corren (y bien) y la portería se beneficia de la defensa. Y aquí hay mucho peligro: todos los jugadores que se pusieron la camiseta se fueron con su gol.

Lo dicho, lo de este año promete. Y cuánto.

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