Clamor contra el cierre de Lear
Dos mil personas exigen en El Espolón que se frene la deslocalización de LEAR y que se conserven los 305 empleos
LUIS JAVIER RUIZ
Domingo, 2 de octubre 2011, 12:28
Las gafas de sol ocultaron los ojos de muchas de las cerca de 2.000 personas que se concentraron ayer en El Espolón para apoyar a los trabajadores de LEAR. Ocultaban la indignación, la tristeza, la desesperación de cientos de familias que se quedarán, si se confirma el cierre de la planta riojana, sin ingresos. También ocultaron muchas lágrimas. Pero la voz quebrada delató a todos los que llevan días sin dormir; a quienes viven entre sobresaltos; a todos los que confían en que la realidad que viven sólo sea el peor de los sueños.
Trabajo, inversión y futuro. Esos fueron los ejes -además de parte del lema de la pancarta que abrió la concentración-manifestación, que también rezaba 'No al cierre'- en torno a los que discurrieron todas las conversaciones de la mañana de ayer. «De momento esto es lo que exigimos», apuntaba un grupo de trabajadores. «Exigimos trabajo porque la empresa todavía está viva; si al final se confirma el cierre, los lemas cambiarán, desde luego».
Unidad sindical, unidad de los trabajadores -en la marcha también estuvieron empleados de otras empresas en conflicto, como Rioglass-, unidad política -todos los partidos apoyaron a los trabajadores, incluida la presencia de la alcaldesa de Logroño y sus homólogos del entorno- y un único mensaje: «Esto no es una quiebra sino una deslocalización pura y dura». Con esa contundencia se expresó el presidente del comité de empresa, Luis María Miguel Rodríguez, que justificó la concentración como una forma «de defender el empleo y a los trabajadores. Dicen que entienden nuestro pesar, pero es un cierre irreversible y no dan más explicaciones».
Esa defensa quizá acabe el jueves. Eso piensan los afectados . El encuentro entre empresa y trabajadores previsto para el martes «se ha suspendido por problemas de agenda de la empresa y se ha trasladado al jueves», explicó Ángel Fernández, de MCA-UGT. «Ese día, presumiblemente, presenten el expediente. Son insaciables, les importa un pepino los trescientos y pico trabajadores».
Y es que encontrar a alguien optimista en la concentración de ayer fue prácticamente imposible. Futuro negro; paro; prestaciones; desempleo; hipoteca; y deudas fueron los particulares 'trending topic' en El Espolón. «Que no digan que no somos rentables... si hasta ha habido gente que ha suspendido las vacaciones para hacer horas y sacar pedidos», decía, con amargura, una trabajadora.
La sentencia parece estar escrita y a falta de lectura, pero comenzó a redactarse hace tiempo. Los rumores de cierre han acompañado a muchos de los trabajadores -familias enteras en muchos casos- durante los últimos años, pero el secretario de la Federación de Metal de CCOO, Jorge Ruano, pone fecha al principio del fin: hace dos años. «Llevamos denunciando esta situación desde que LEAR, en los planes de ayuda al automóvil, no solicitó ninguna para ninguna planta del Estado. Desde entonces hemos visto el desmantelamiento de Ávila, Valls, el parcial de Épila y ahora el de Logroño».
Además, Ruano denuncia que «todas las decisiones de concesión de modelos a esta planta han sido para llegar al día de hoy y anunciar el cierre. Todo lo que se pueda achacar a la planta ha sido por las decisiones de la empresa y nunca por un problema particular de la producción».
Un pequeño recorrido por Muro de la Mata, Víctor Pradera y Miguel Villanueva al que se sumaron familias enteras y en el que recibieron el aplauso y la solidaridad de viandantes y turistas, dio paso a una nueva concentración junto a la Concha del Espolón para que Luis María Miguel leyera un manifiesto tan crítico como emotivo.
«Hay que evitar el desastre laboral, social y humano», apuntó al tiempo que exigió que «la economía esté al servicio de las personas, de su derecho al trabajo y de su dignidad». Miguel criticó el «capitalismo cansino» y la «voraz especulación» y gritó «los dos objetivos primordiales que nos hemos marcado en este día: evitar el cierre y exigir responsabilidades». Además, recuperando el lema de la concentración, pidió «inversión, porque esta empresa ha ganado, gana y ganará dinero; trabajo, porque hemos demostrado durante más de 20 años nuestra profesionalidad y buen hacer; y futuro, porque no somos números, somos personas y familias. Estamos en contra de la deslocalización injustificada».
Lágrimas y aplausos cerraron la concentración y abrieron el duelo: el jueves podrían conocer su futuro. Al menos el que LEAR les quiere imponer. El verdadero, afortunadamente, seguirá en sus manos.