Madrugada arboricida en Logroño

Cortados con sierra justo a mitad del tronco y echados abajo de un empujón... Los primeros paseantes de la mañana daban la voz de alarma a Diario LA RIOJA haciendo que la Policía Local iniciase la investigación de los hechos. Al menos 18 árboles (tilos, olmos, arces e higueras) aparecían serrados a ojos de los viandantes y ciclistas que transitaban la senda que transcurre entre los parques del Ebro y de La Ribera.

El Ayuntamiento de Logroño se desayunaba con los sucesos, calificados de «atentado ecológico» por la Administración local, sin que nadie encontrase explicación a semejante destrozo.

Tres ejemplares junto al nuevo frontón del Revellín, cuatro de los once olmos plantados hace apenas cuatro meses en memoria de los once quemados por la Inquisición, dos tilos en las inmediaciones del colegio 'Navarrete el Mudo', otros tantos en las proximidades del bar del parque y más de media docena en el entorno de la plaza de toros y Riojafórum, en la zona del lago y del mirador... Toda una ruta trazada junto al río Ebro que delataba una madrugada de intensa actividad decidiendo la suerte de cada árbol con el mismo 'modus operandi'.

«¿Habrá sido el viento?»

«¿Habrá sido el viento?», se preguntaban extrañados quienes a esa hora paseaban o se disponían a tomar el sol saliendo de su error con un vistazo al árbol caído. Un corte preciso, realizado claramente por los dientes de una sierra manual, respondía a su pregunta ofreciendo esa única pista a los agentes de la Policía Local y al personal de Eulen, adjudicataria del mantenimiento de zonas verdes de la capital regional.

«No podemos hablar de un acto de vandalismo como punto y final a una noche de borrachera pues nadie se va de fiesta con un serrucho en el bolsillo», precisaba el portavoz del equipo de Gobierno municipal, Vicente Urquía, quien hacía un llamamiento a la colaboración ciudadana a fin de dar con el presunto o presuntos 'arboricidas'.

En cualquier caso, tal y como reconocían desde el propio Ayuntamiento, será difícil que las investigaciones prosperen y se logre detener al autor del serrado. «Nunca había sucedido nada similar pues hasta ahora los episodios de gamberrismo se saldaban con dos o tres árboles dañados», insistía el edil.

Pese a que los ejemplares serrados, de entre uno y dos años de vida y con un grosor de tronco de entre 5 y 10 centímetros, serán sustituidos por otros de la misma especie, el daño ya está hecho. Al menos así se expresaba la concejala de Medio Ambiente, quien, sorprendida por la noticia, no quería dar crédito a lo que veían sus ojos. «Se trata de un delito premeditado con nocturnidad y alevosía», puntualizaba Concha Arribas apelando al civismo de la ciudadanía.