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LOGROÑO

A por la cuarta

LA OPINIÓN

Sábado, 1 de mayo 2010, 02:30

La nueva estación provisional ya está en marcha. Al acontecimiento se le puede aplicar lo de no hay dos sin tres. En nuestro caso, los de la generación más veterana, si podemos darle una larga cambiada al terrorífico toro llamado alzheimer, podremos ver la cuarta. De la primera, que permaneció hasta 1958 en el lugar que ocupa la torre de la Gran Vía, todavía está fresco el recuerdo, con su arbolada plazuela anexa, el trajín de los almacenes de la Renfe, el de pequeña velocidad con entrada por avenida de Portugal, donde se estacionaban las cisternas que traían vino y el de gran velocidad en la zona opuesta, junto al almacén de vinos de Bezares. En la plazuela, más de uno que ahora lleva a los nietos a la escuela habrá bailado a los sones de la orquesta que en el verano tocaba en los jardines del Gran Casino. Y se recuerda aquella pasarela que permitía salvar el obstáculo de la estación para acceder a la zona conocida como la Vuelta del Peine. De la segunda, que nació cuando expiraba la anterior con una gran expectación en sus aledaños, puesto que se pudo presenciar la llegada de un helicóptero que traía a bordo desde el Monasterio de Valvanera a la venerada imagen de la Patrona de nuestra región, que presidió la bendición de las nuevas instalaciones ferroviarias, no se puede añadir mucho pues todavía la tenemos ahí, esperando a la piqueta que es instrumento sordo a todas las reivindicaciones y promesas de mantenimiento que se han hecho. Es de esperar, cuando menos, que se salven los dos murales que adornaban su sala de espera y las vidrieras. Y en cuanto a la tercera, joven y airosa, funcional como no podía ser de otra manera, nace con una espada de Damocles que ha costado unos trescientos millones de pesetas y que caerá destruyéndola dentro de un par de años, como va a caer la anterior.

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