El gran espectáculo del soterramiento

La intensa actividad que se desarrolla en los terrenos de la estación ferroviaria de Logroño lleva camino de convertirse en un gran espectáculo. Jubilados, parados y peatones que transitan por la zona se encaraman a la pasarela de Cascajos como si de un palco se tratara para divisar la gran función del soterramiento que se desarrolla unos metros más abajo.

Ayer había mucho que ver. La gran explanada ofrece amplias vistas de un perfil de la ciudad que cambiará radicalmente en los próximos meses. Entre los numerosos tajos abiertos, los observadores allí presentes al filo del mediodía reparaban especialmente en el trabajo que desarrolla uno de los ingenios traídos para construir los muros pantalla que conformarán el futuro cajón ferroviario.

El coloso (una hidrofresadora en el argot profesional), que bien podría haber salido de la película 'Transformers', despliega un enorme brazo del que pende una articulación con una enorme cuchilla que corta el suelo como si fuera mantequilla. Soportada por dos grandes orugas, la maquina irá avanzando hacia la estación dejando tras de sí una zanja vacía que se rellenará provisionalmente con lodo bentonítico (una especie de arcilla) a la espera de recibir la ferralla y el hormigón que conformará los muros pantalla.

Aunque por ahora es el ingenio de mayores proporciones que trabaja en la zona, la hidrofresadora no tardará en verse acompañada por otra de similares características y por una pantalladora que realizará también la misma función pero con dos enormes pinzas que irán horadando el terreno más blando. Las tres han llegado a Logroño de la mano de Terrabauer, empresa de larga trayectoria en obras de este género que ha sido contratada por Sacyr para tan compleja tarea.

Mari Cruz Gutiérrez, directora técnica de la sociedad del soterramiento, explica que estas tres maravillas de la ingeniería civil tendrán que llegar con sus cuchillas de acero hasta una profundidad de 15 metros sin desviarse un ápice de una franja cuya anchura no va más allá de un metro. En su recorrido hacia el fondo se toparán con el nivel freático y saldrá agua, aunque hay previstos también sistemas de bombeo y de sifones para facilitar el desalojo del líquido.

Las grandes máquinas son, por ahora, las protagonistas en el gran escenario del soterramiento, aunque hay también muchos actores secundarios que no pasaban ayer desapercibidos para los incondicionales de la pasarela de Cascajos. El espacio por donde hasta hace unos meses circulaban los trenes es hoy un cúmulo de camiones, excavadoras y montañas de material entre los que desfilan decenas de obreros con casco y chaleco fosforito.