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Incorpora dos botones en la patilla derecha y dos minúsculas bombillas LED
Las otras gafas inteligentes

Las otras gafas inteligentes

Weon Glasses busca su hueco entre los ‘wearables’ con unas monturas de aspecto común, pero cargadas de tecnología

borja robert

Jueves, 2 de octubre 2014, 17:52

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Unas gafas pueden ser tanto una prótesis como un complemento de moda. Ahora, dos emprendedores españoles quieren convertirlas en un gadget sin que pierdan su esencia. Sin renunciar al estilo, ni a los cristales graduados. Y han creado Weon Glasses, unas monturas como las que se encuentran en cualquier óptica, pero capaces de conectarse al teléfono móvil de sus usuarios y de ofrecerles nuevas posibilidades.

Las Weon Glasses incorporan un par de botones en la patilla derecha y dos minúsculas bombillas LED, una en la bisagra y otra en el exterior de la misma varilla. Con estos cuatro elementos ofrecen todo tipo de capacidades nuevas en unas gafas. «Tienen tres funciones principales», aclara Santiago Ambit, uno de sus creadores. «Son un pequeño mando a distancia del smartphone y el ordenador, un avisador de notificaciones y también un radar que permite localizarlas».

Cuando se desglosan, las funciones pueden ser muchas más. «Podemos controlar la música, la cámara de fotos del móvil, pasar diapositivas de una presentación y ahora estamos experimentando con el control de la televisión, las luces de la casa y toda clase de cerraduras Bluetooth», afirma Ambit. «También incorporan un pequeño radar que nos permite localizar las gafas con el teléfono móvil mediante un pitido».

La bombilla LED de la bisagra, capaz de reproducir 256 colores diferentes, es la encargada de las notificaciones. Una vez sincronizadas con el teléfono móvil, pueden avisar al usuario de las llamadas, de los nuevos mensajes o de los correos electrónicos. «Se pueden controlar con una app», aclara el creador. «Si los whatsapps los quiero en verde o la llamada de mi jefe en azul». Además, su sistema también tiene otras aplicaciones como recordar al usuario que tiene que tomar una pastilla, o hasta para guiarle por un mapa mediante GPS. «A través de las luces de colores podemos indicarle si va en la dirección correcta», explica.

Luces indicadoras

Esta luz, aclara Ambit de profesión inventor, solo la puede ver el usuario. No ilumina la cara, ni la puede identificar nadie que no sea la persona que lleva las gafas puestas. La bombilla LED emite una pequeña notificación que capta la visión periférica. «Además puede elegir notificación mediante un sonido, o con distintos tipos de impulsos: una ráfaga, una luz fija o como el pulso de un corazón», cuenta. «Todo, todo», insiste, «se puede configurar desde la aplicación móvil». Toda la tecnología de las Weon Glasses funciona mediante el sistema de conexión inalámbrica Bluetooth de baja energía. «La batería dura más de una semana con un uso completo de 24 horas al día», explica. Esto, junto a respetar la funcionalidad normal de las gafas, fue el principal condicionante a la hora de elegir qué electrónica incorporaban a la patilla.

«Hemos creado unas gafas de aspecto normal, que se pueden llevar en el día a día, y que se compran en una óptica», explica Ambit. «Hoy la tecnología que se asocia a las gafas tiene un aspecto muy cyborg, y, en realidad, más que gafas son una diadema en la que llevas incorporado un pequeño teléfono móvil para ver información».

Ambit y su socio, Ricardo Urías, se propusieron crear «unas gafas para los que llevan gafas». Su canal de distribución serán las ópticas. Para poder competir en este sector han tenido que, primero, adaptarse a él. Usar sus materiales, sus diseños y sus canales. La comercialización comenzará en breve. «Está a punto de llegarnos la primera tanda», cuenta Ambit. A finales de año esperan estar a pleno rendimiento y, en 2015, dar el salto internacional. «Ya tenemos preacordados más de 7.000 puntos de venta en Europa, pero un mercado muy importante va a ser Norteamérica», dice. Si les va bien, cuenta, espera distribuirlas por miles. «Y si no, siempre digo que tendré unas gafas de 400.000 euros. ¿Hay algo más exclusivo que eso?».

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