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Los obesos de ahora están creando gran número de obesos para el futuro, un hecho que confirman las estadísticas de sobrepeso infantil.
Cada año fallecen 3,4 millones de adultos como consecuencia del sobrepeso y la obesidad

Cada año fallecen 3,4 millones de adultos como consecuencia del sobrepeso y la obesidad

El 44% de la carga de diabetes, el 23% de cardiopatías isquémicas y hasta el 41% de la incidencia de algunos cánceres son atribuibles a los kilos de más

redacción

Lunes, 18 de mayo 2015, 12:51

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La OMS prevé que en tan sólo 15 años 7 millones de personas perderán la vida a causa de enfermedades no transmisibles, debido a factores de riesgo comportamentales y físicos como el sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad. De hecho, y según las estimaciones de la OCDE, dos de cada tres personas serán obesas.

«Hoy en día sabemos que las personas severamente obesas viven 10 años menos que las de peso normal y que cada 15 kilos extras aumentan el riesgo de muerte temprana en un 30 por ciento», recalca Rubén Bravo, experto en el tema y portavoz del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO). Por ello, los expertos de IMEO creen que es necesario identificar las causas actuales que provocan la actual obesidad y apuntar posibles soluciones.

Así han elaborado una lista con los 4 pilares de la obesidad, que son los siguientes:

Una mala dieta rica en azúcar

¿Suele leer la etiqueta con la información nutricional de cada producto que entra en su cesta de la compra? Allí se ve bien claro que todo o casi todo contiene azúcar, es un suma y sigue. Por ejemplo, una loncha de pavo de 0% grasa tiene 0,5 g de azúcar, igual que una tostada de pan; 100 gramos de salchichas de pavo 1,8g; un yogur desnatado, 4g; una barra de chocolate infantil de 100g contiene 55g de azúcar...

Según la OMS consumimos más azúcar de lo que debemos. Hablamos del azúcar refinado, la glucosa y la fructosa y no del azúcar contenido de forma natural en frutas y verduras. En 2012 el consumo de azúcar anual per cápita en el mundo era de 24,6 kilos de media, es decir unos 66 gramos diarios, aunque hay quien estima que en los países desarrollados esta cantidad roza los 100g diarios. Según la OMS, el azúcar ingerido no debe aportar más del 10% de las calorías diarias, es decir 50g para los adultos y hasta 37g para los niños, aunque por el bien de la salud, los expertos recomiendan no sobrepasar los 25g. «Esta cantidad equivale a 6 cucharaditas de azúcar contenidas en una lata de refresco endulzado», apunta Bravo. En este sentido debemos tener cuidado no con el azúcar que añadimos a nuestra comida, sino el que ya contienen escondido los alimentos envasados que compramos en el supermercado.

Sedentarismo = muchas horas de trabajo + falta de sueño reparador + inactividad física + estrés + cenas tardías

«No se trata de un concepto abstracto, sino de la suma de una serie de hábitos o condiciones que, a la larga conducen a obesidad», apunta el experto de IMEO. En España, además, se da el inconveniente de una jornada laboral muy poco saludable -con horarios partidos de 9 a 14 y de 15 a 20 horas- y cenas muy tardías que difícilmente encajan en un estilo de vida saludable. «Es un error pensar que la obesidad es cosa de amas de casa o personas en el paro. Un estudio epidemiológico apunta que más de la mitad de los trabajadores del estado español sufren sobrepeso u obesidad. Está demostrado que jornadas laborales excesivamente fomentan la depresión, el estrés y el mal dormir, además de aumentar el 60% el riesgo de sufrir un padecimiento cardiaco», agrega.

Dormir menos de 7 horas o tener sueño de poca calidad es otro factor que tiene relación directa con la obesidad. Por un lado, afecta los niveles de energía a lo largo del día, incide en la falta de ganas para hacer ejercicio y nos induce a comer ciertos alimentos, como café, dulces o hidratos de carbono, porque nos proporcionan energía rápida, aunque temporal.

Por otro lado, la falta de sueño relentece el metabolismo y aumenta los niveles de ghrelina, hormona que no sólo estimula el apetito, sino que también favorece la acumulación de lípidos en forma de grasa visceral, aquella que se sitúa en la zona abdominal y tiene más riesgo cardiovascular. «Debemos apostar por realizar cambios que nos permitan llevar una vida saludable, con una alimentación adecuada y actividad física diaria, preferiblemente por la mañana, porque el ejercicio a primera hora activa el metabolismo y ayuda a quemar más calorías a lo largo de la jornada; esto nos ayudará a lograr un bienestar emocional sin ansiedad, ni estrés», resume Bravo. La actividad física recomendada por la OMS para adultos de 18 a 64 años es entre 2,5 horas y 5 horas semanales (ejercicios aeróbicos, de intensidad moderada).

No buscar ayuda profesional y decantarse por métodos milagrosos con alto riesgo de efecto rebote

Cuando hay un problema de salud, debe ser diagnosticado por los profesionales, y no con autocura o dietas milagrosas con posterior efecto rebote. No acudir a un especialista es un error capital y a la medida que pasa el tiempo, el problema se hace más grande y la solución está cada vez más lejos. Hoy en día existe un amplio abanico de soluciones, diagnósticos precisos, tratamiento multidisciplinar y grados de cirugía aplicadas a la obesidad con atención personalizada. «Con la ayuda de la tecnología médica podemos determinar con precisión las hormonas del paciente, su estado emocional, sus hábitos alimenticios, su metabolismo basal y hasta sus polimorfismos genéticos, es decir las mutaciones en los genes relacionados con obesidad, todo esto nos permite proponer recomendaciones dietéticas adecuadas a cada individuo», explica el portavoz del IMEO.

Falta de costumbre para cocinar y cultura nutricional pobre

Los obesos de ahora están creando gran numero de obesos para el futuro. Lo confirman las estadísticas con el disparo de la obesidad infantil en las últimas décadas. «Tenemos suficientes razones para creer que los jóvenes de hoy serán la primera generación que no sobrepasará la edad de sus padres, debido a enfermedades cardiovasculares y la diabetes», afirma Bravo. Es el triste legado que dejaremos a nuestros hijos, al no inculcarles desde edades más tempranas los conceptos básicos de la nutrición. Los padres tienen la responsabilidad de enseñar a los pequeños que en casa es donde mejor se come, y no en los establecimientos de comida rápida. Y la mejor forma de enseñar es dando ejemplo.

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