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Árboles en la Gran Vía de Logroño.
La ciudad necesita un alergólogo

La ciudad necesita un alergólogo

La contaminación agrava la agresividad del polen de los árboles más comunes en las urbes, lo que causa estragos en la población alérgica. Los expertos piden una planificación saludable

a. rodríguez

Miércoles, 6 de mayo 2015, 10:54

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Qué pinta un alergólogo en el área de parques y jardines de un ayuntamiento? Aparentemente poco, pero lo cierto es que, a tenor de los datos que ha dado a conocer la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) hace unos días, la opinión de estos especialistas debería pesar bastante a la hora de diseñar y mantener los espacios verdes de las ciudades.

Y es que, a pesar de que en el medio rural hay muchas más cantidad y variedad de especies vegetales, la alergia a distintos tipos de polen se está convirtiendo en un problema severo en el entorno urbano. Los motivos apuntan en dos direcciones: la primera es que se ha primado la plantación de árboles con una elevada capacidad alergénica y la segunda es que la contaminación multiplica la capacidad alergógena de estas variedades, como veremos.

Especies más plantadas en ciudad

  • muy práctico

  • Olivo.

  • Su polinización se caracteriza por la alternacia, lo que facilita las previsiones para especialistas y pacientes. Un año de floración y producción de aceitunas se alterna con otro don poco fruto y poco polen.

  • Ciprés.

  • Especie muy utilizada en las ciudades para hacer setos en urbanizaciones y jardines. Es barato, muy aislante y da mucha sombra. También es muy alergénico.

  • Parietaria.

  • Planta herbácea con el tallo verde o rosa. Su periodo de floración es muy prolongado y su polen se mantiene en la atmósfera mucho tiempo.

  • Gramíneas.

  • Plantas herbáceas omnipresentes (se han descrito más de 12.000 especies) en el entorno rural y urbano. Algunas variedades vistosas se emplean para ornamentación.

  • Almez.

  • Prolifera en toda España y es aconsejable para las ciudades porque resiste muy bien la contaminación y no da alergia.

  • Plátano de sombra.

  • Es el árbol por excelencia en España no requiere un mantenimiento complicado. Su polinización es explosiva y la alergia a su polen es muy prevalente.

  • Falso pimentero.

  • Aguanta la sequía, es longevo y de hoja perenne. No soporta las heladas, por lo que es idóneo para el sur.

  • Salsola.

  • Planta herbácea que prolifera muy bien en suelos arenosos y en litorales marítimos. En presencia de viento fuerte la base del arbusto se seca.

Algunos ejemplos que ilustran esta tendencia indican que a finales de los años 80 en Madrid solamente el 2% de la población era alérgica al polen del plátano (una de las especies más problemáticas); actualmente la cifra asciende al 40%. Algo similar ha ocurrido en Barcelona, donde el 37% de los ciudadanos está sensibilizado frente al polen de este árbol. En la capital española hay plantados más de 73.000 plátanos de sombra (la cuarta parte de las especies vegetales en este entorno), mientras que en la ciudad condal hay casi 58.000 (un tercio de sus árboles). Algo similar ocurre en el resto de España y con otro tipo de plantas. «El ciprés, el olmo, los aligustres, los plátanos de sombra, las margaritas, los crisantemos, las gramíneas tipo plumero, olivos y palmeras se emplean mucho en los espacios verdes de las ciudades y todas ellas están descritas como plantas muy alergógenas que provocan graves daños en la población que sufre este problema», especificaba una investigación llevada a cabo por el Departamento de Botánica de la Universidad de Granada en 2008.

Por si esto fuera poco, los especialistas han comprobado que la contaminación provocada por las emisiones de partículas diésel procedentes de motores y calefacciones conforman un entorno hostil para árboles y plantas, que se defienden expresando una serie de proteínas denominadas de estrés que potencian su alergenicidad. El resultado es que aunque no haya más polen, «el que hay es más agresivo», explica el doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la SEAIC. Por su parte, Joaquín Sastre, presidente de la SEAIC, lo corrobora y añade: «Vemos a muchos pacientes que, por ejemplo, se sensibilizan al polen del plátano de sombra y luego desarrollan alergias cruzadas a ciertas frutas, como el melocotón».

Planificación preventiva

A la vista de estos datos, a los que hay que sumar el gasto socioeconómico que cada temporada acarrea el tratamiento de síntomas alérgicos a miles de pacientes, no es de extrañar que los alergólogos reivindiquen un espacio en la planificación del paisajismo de las ciudades. «En algunos planes se menciona la intención de tener en cuenta a los alérgicos a la hora de implantar parques y jardines, pero lo cierto es que no tenemos conocimiento de ninguna ciudad que lo haya llevado a cabo de manera efectiva», argumentan.

¿Y qué alternativas existen teniendo en cuenta que talar todos los árboles y plantas conflictivos no es una opción? «Se trata de concienciar a los responsables de diseñar los parques y jardines urbanos de que el hecho de que una planta crezca deprisa, cueste poco y no requiera demasiados cuidados no deben ser criterios únicos para su plantación, algo en lo que estamos plenamente dispuestos a colaborar», se ofrece Sastre.

De esta manera, habría que sustituir progresivamente las especies altamente alergénicas por otras como el falso pimentero, el almez o, tal y como se recoge en la investigación granadina, «magnolios, naranjos, limoneros y plantas aromáticas como la lavanda o la salvia». En este documento se aboga, además, por evitar la introducción de variedades exóticas que causan nuevas alergias y decantarse por flora autóctona plantada en cantidad adecuada.

«Lógicamente, dependiendo de cada zona habría que decantarse por unos árboles u otros, pero existen opciones», resume Moral quien además recuerda que en absoluto estas recomendaciones implican la eliminación de las especies vegetales alergénicas existentes. En estos casos, la solución pasa por hacer podas controladas en invierno para reducir la producción de polen en primavera, respetar los periodos de latencia vegetal y brotes de nuevas yemas.

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