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Los mecanismos implicados en el dolor producido por una diabetes mal controlada son diferentes de los mecanismos activados tras una lesión del nervio ciático, por ello el tratamiento debería ser distinto y adaptado.
La diabetes mal controlada produce dolor crónico y ansiedad

La diabetes mal controlada produce dolor crónico y ansiedad

Investigadores de la Universidad de Cádiz demuestran mal controlada esta enfermedad produce dolor crónico y ansiedad mediante la activación de determinados mecanismos del sistema nervioso

redacción

Lunes, 23 de enero 2017, 09:28

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Investigadores del grupo de Neuropsicofarmacología y Psicobiología de la Universidad de Cádiz, que forman parte del Cibersam (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental del Instituto de Salud Carlos III de Madrid), han demostrado que, a nivel cerebral, existe una relación directa entre ansiedad y dolor. Sin embargo, los mecanismos del dolor que se activan en el sistema nervioso son diferentes según sea la patología que los produzca.

Concretamente, en este estudio, realizado en animales, se ha evaluado el dolor neuropático causado por un pinzamiento del nervio ciático y el generado por una diabetes mal controlada hablamos de un mal control de la diabetes cuando las cifras de glucosa en sangre se encuentran fuera de valores establecidos como normales, que son entre 70 - 120 mg/dl (miligramo por decilitro).

En ambas dolencias, el dolor crónico deriva en el desarrollo de ansiedad, una enfermedad grave que afecta aproximadamente a un 35 % de los pacientes que sufren dolor crónico, tal y como se ha descrito en diversos estudios epidemiológicos. 

Sin embargo, este desarrollo se manifiesta en el cerebro mediante procesos diferentes. Cuando el dolor se origina por una diabetes mal controlada, éste se refleja en el sistema nervioso central a través de una disminución en la producción de noradrenalina (biomolécula involucrada en la transmisión del mensaje nervioso entre las neuronas y que juega un papel importante en el estrés, la ansiedad y la depresión) y una disfunción en la actividad del Locus Coeruleus (una región del cerebro que está implicada en diversos procesos fisiológicos tales como el sueño, el control de la presión arterial o el estrés).

Por el contrario, cuando se trata de un dolor consecuencia de una lesión del nervio ciático, los investigadores observaron el efecto inverso: una hiperactividad del sistema noradrenérgico. «Es decir hay una mayor producción de noradrenalina, pero ésta resulta insuficiente, con lo cual no se bloquea o elimina completamente el malestar», explica la científica Cristina Alba Delgado.

La noradrenalina funciona como un 'analgésico endógeno', por tanto, cuando se alteran sus niveles en el organismo, la consecuencia es el aumento de la sensación dolorosa, como aclara la investigadora de la Universidad de Cádiz.

Nuevos tratamientos contra el dolor

Específicamente, en el caso de las personas que padecen diabetes, estos dolores se reflejan principalmente en las extremidades del cuerpo (manos y pies), dando lugar a lo que se denomina neuropatía diabética periférica. Según datos recogidos en este trabajo, entre un 10% y 30% de diabéticos padecen dolor crónico y de éstos más de un 20% desarrolla ansiedad derivada de este sufrimiento.

Actualmente, el tratamiento que se utiliza contra el dolor crónico, con independencia de su origen, lo conforman antiepilépticos y antidepresivos. Según los expertos, los resultados de esta investigación, publicados en la revista 'Progress in Neuro - Psychopharmacology & Biological Psychiatri con el título Comorbid anxiety - like behavior and locus coeruleus impairment in diabetic peripheral neurophaty: A comparative study with the chronic constriction injury model', abren nuevas vías para la personalización de la farmacología dependiendo de la causa del dolor.

«Los mecanismos implicados en el dolor producido por una diabetes mal controlada son diferentes de los mecanismos activados tras una lesión del nervio ciático. En ambas situaciones, existe un padecimiento doloroso del paciente, pero por motivos diferentes. Es por ello que el tratamiento debe ser distinto y adaptado, afirma la científica.

Esta investigación continúa en fase de desarrollo, utilizando otros modelos animales de dolor crónico y diferentes tratamientos farmacológicos contra el dolor y la ansiedad, con el fin de identificar futuras dianas terapéuticas que mejoren la calidad de vida de estos pacientes.

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