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Miércoles, 1 de julio 2015, 17:29
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De todas las determinaciones de troponina, un biomarcador de daño miocárdico, que se solicitan en un Servicio de Urgencias, solo el 40% tiene buen pronóstico. En una tercera parte de los casos, tiene un diagnóstico final de infarto de miocardio tipo 1, es decir, un síndrome coronario agudo. El resto padece otros procesos médicos graves que se asocian a daño miocárdico, pero no son infartos, y la realidad es que el conjunto de esos pacientes presenta un mal pronóstico. «El 30% de los pacientes, es decir, uno de cada tres casos que no tienen síndrome coronario agudo (SCA) pero sí troponina elevada, fallece en un año», asegura el doctor Alfredo Bardají, miembro de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de Tarragona Joan XXIII. «Cuando se compara esta mortalidad con el grupo de SCA, aproximadamente es el doble de mortalidad. El problema es saber por qué tienen la troponina elevada».
La troponina elevada está muy ligada al SCA y es un predictor de mal pronóstico en pacientes que presentan, generalmente, un infarto agudo de miocardio, pero un estudio reciente, publicado por Revista Española de Cardiología (REC), ha descubierto que también sirve como predictor de mortalidad más allá de la enfermedad de base que presente la persona.
La investigación incluyó a 1.032 pacientes, a los que se solicitó prueba de medición de troponinas en el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Tarragona Joan XXIII. Se dividió a los participantes en tres grupos: a) 212 con troponina elevada sin diagnóstico de SCA, b) 139 con SCA y c) 861 sin SCA ni elevación de troponina, y se comparó el pronóstico de cada uno a 12 meses. «La mortalidad al año fue del 30,2% en el primer grupo, frente al 15% de aquellos con SCA y el 4,7% de los pacientes sin elevación de troponinas», refiere el doctor Bardají, primer firmante del artículo.
En conclusión, aun cuando el paciente no sufra el dolor torácico habitual en caso de infarto, tiene mal pronóstico si se halla que los niveles de troponina son elevados. En otras palabras, el grupo de pacientes con elevación de troponinas que no presenta síndrome coronario agudo es, igualmente, de muy alto riesgo. «Este trabajo abre la puerta a plantear hipótesis sobre si hay alguna alternativa terapéutica para estos pacientes con elevación de troponinas, más allá de lo que es el tratamiento de la enfermedad diagnosticada», concluye el doctor Bardají.
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