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Pese a que hay más pólenes en el ámbito rural, los que se hacen alérgicos son los habitantes de las ciudades.
La contaminación incrementa el porcentaje de población alérgica

La contaminación incrementa el porcentaje de población alérgica

Actualmente, entre un 10% y un 25% de la población en los países industrializados padece rinitis alérgica, y el diagnóstico de asma se ha incrementado entre un 4% y un 10%

redacción

Jueves, 25 de septiembre 2014, 08:05

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Lo que hasta hace unas décadas era una enfermedad poco frecuente se ha convertido en una afección habitual y que cada vez afecta a más gente. Hablamos de la alergia, que en el caso de los pólenes es padecida por el 40% de la población.

Curiosamente, tal y como señala la doctora Pilar Mur, jefa de Alergología del Hospital de Santa Bárbara de Puertollano, «pese a que hay más pólenes en el ámbito rural, los que se hacen alérgicos son los habitantes de las ciudades, donde se mezclan pólenes y contaminación».

Sobre esto, la doctora Mur indica que históricamente ha habido un cambio en la composición de los contaminantes ambientales: se ha pasado de la contaminación derivada de la combustión del carbón motor de la Revolución Industrial, en la que predominaban el dióxido de azufre y las partículas de polvo pesadas, a otra derivada de la combustión del petróleo, que comprende dióxido de nitrógeno, ozono, componentes volátiles orgánicos y partículas.

«De estas, destacan las de emisión diésel. Mientras que el primer tipo de contaminación se relaciona con problemas inflamatorios e irritativos, el segundo lo hace más con la patología alérgica», explica.

Un caso concreto

Esta investigadora estudió los factores que favorecían el asma por el polen en dos poblaciones españolas cercanas con distinto nivel de contaminación, alto en Puertollano (núcleo industrial) y bajo en Ciudad Real (ciudad de servicios). «Dicho estudio constata que, en la primera ciudad, la contaminación es el principal factor asociado. Los pacientes con asma polínico se descompensaban hasta tres veces más en Puertollano, aumentando el riesgo un 15% los días en que se habían superado los niveles de ozono. Además los pacientes de este núcleo industrial se descompensaron antes que los de Ciudad Real», comenta la especialista.

La alimentación nos afecta

Las enfermedades alérgicas son más frecuentes en determinadas familias, aunque es poco probable que los factores genéticos sean responsables de cambios tan notables en tan corto período de tiempo, pues se precisaría el paso de varias generaciones para constatarlo.

«La herencia genética por sí misma no puede explicar el aumento tan importante que están experimentando las enfermedades alérgicas. Los cambios ambientales y los cambios en nuestro estilo de vida, principalmente en alimentación, se han asociado a dicho aumento. Las dietas modernas con mayor número de alimentos procesados, ricas en grasas y azúcares refinados, alteran nuestra flora intestinal y modifican nuestro sistema inmunitario», explica la doctora Arantza Vega, jefa del Servicio de Alergología del Hospital de Guadalajara.

En palabras de la doctora Mur «cobran más importancia factores como los cambios en el estilo de vida y la calidad ambiental (ausencia de infecciones en la infancia temprana, cambios dietéticos, mejoría de la higiene, estatus socioeconómico, reducción en el número familiar, migración a zonas urbanas, aumento del tráfico de vehículos, aumento de la polución ambiental...). Y aunque es bien aceptado que la contaminación ambiental es un claro exacerbante de los síntomas alérgicos, la hipótesis de que los productos resultantes de la combustión de petróleo, gas y vehículos diésel son un factor que incrementa la prevalencia de enfermedades alérgicas sigue siendo tema de debate».

No se sabe muy bien cómo las exposiciones ambientales pueden interaccionar con la predisposición genética, sin embargo recientemente se ha descrito un mecanismo denominado mecanismo epigenético.

Tal y como explica la doctora Vega: «Son pocos los estudios que han examinado la influencia de la epigenética en las enfermedades alérgicas». Pero hay ya algunas investigaciones que han relacionado la dieta, la exposición a alérgenos, la contaminación ambiental y la exposición al humo de tabaco como factores que producen modificaciones genéticas.

«Por ejemplo, la exposición a humo de tabaco intraútero condiciona el aumento en la frecuencia de asma en los niños, y dicho aumento se transmitirá a su vez a sus descendientes», destaca la experta.

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