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La ubicación geográfica, la globalización y la climatología elevan el riesgo de malaria en España

Aunque por el momento no existen casos de malaria autóctonos, los expertos permanecen atentos ante el riesgo de la introducción de la enfermedad

J. L. Álvarez

Jueves, 1 de mayo 2014, 02:37

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Pese a estar erradicada desde hace casi más medio siglo, la malaria se sigue diagnosticando en el sistema sanitario español. En España, el número de casos importados de paludismo va en aumento, debido probablemente al incremento de los viajes e inmigrantes a países endémicos, pero el riesgo de transmisión autóctona sigue siendo muy bajo, según explican desde la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA).

Por la cercanía de España al continente africano y su climatología, la península es una de las zonas de riesgo. En el año 2010 se registró el primer contagio de paludismo desde la erradicación de esta enfermedad en 1964; si bien, se trató de un caso aislado, sin ningún riesgo para la población. En otros países europeos como Grecia, en 2011 se registró el primer gran brote en el continente en casi medio siglo, con 61 afectados, que los expertos atribuyeron a fallos en los sistemas de control.

La globalización y el cambio climático, factores que influyen en la transmisión de la enfermedad.

El paludismo o malaria, una enfermedad que se trasmite por la picadura del mosquito anopheles, se salda con 627.000 muertes cada año en todo el mundo. Entre otros síntomas, provoca escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, vómitos, diarreas y dolores musculares. En los casos más graves, la malaria puede derivar en cuadros de insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central e incluso en estados de coma, lo que la hace especialmente peligrosa.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la malaria o paludismo está presente en cerca de un centenar de países, lo que pone en riesgo al 50% de la población mundial. Afecta especialmente a los países de África subsahariana, y en especial, a niños menores de 5 años (la malaria causa una de cada cinco muertes infantiles en África), pero también está presente en Asia, América Latina, Oriente Medio e incluso en algunas regiones de Europa. Enfermedades infecciosas como la malaria o paludismo, transmitidas por vectores, están, por tanto, cada vez más próximas al continente europeo y a los países desarrollados.

Una mayor concienciación entre los profesionales sanitarios y el control de la situación en las zonas de la UE con presencia de poblaciones del mosquito anopheles son también prioritarios para que los casos sean rápidamente identificados y comunicados. En España, aunque la situación está bajo control al ser la malaria es una enfermedad de declaración obligatoria, el sector de control de plagas permanece atento ante la posible proliferación del mosquito anopheles o de los posibles cambios del ciclo del parásito que transmite la malaria en el interior de estos mosquitos.

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