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Pere Navarro. José Ramón Ladra
Pere Navarro, el hombre que sabía de tráfico

Pere Navarro, el hombre que sabía de tráfico

Vuelve a DGT con el reto de reformar la ley de seguridad vial y el carné por puntos

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Viernes, 29 de junio 2018, 21:06

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Pere Navarro demostró durante ocho años que sabía de tráfico y seguridad vial. Fue el artífice de reducir en un 50% los muertos en accidente. Ahora, seis años después, el Consejo de Ministros aprobó ayer su regreso a la Dirección General de Tráfico (DGT). Su reto, invertir la tónica alcista de la siniestralidad, reformar la Ley de Seguridad Vial y actualizar el carné por puntos, mucho trabajo para una corta legislatura.

Navarro llega al cargo con la operación especial de verano en marcha. A sus 66 años, este barcelonés ingeniero industrial y motero, sabe de tráfico por experiencia. Fue Comisionado de Movilidad, Transporte y Circulación del Ayuntamiento de Barcelona y director del Servicio de Transporte y Circulación del consistorio, por lo que cuando en 2004 aterrizó con 51 años en la DGT no era ajeno a los atascos y siniestralidad, pese a ser el primer director que no había desarrollado su carrera en el organismo dependiente de Interior.

Aunque el Gobierno de José María Aznar ya lo estaba estudiando, Pere Navarro fijó entre sus objetivos poner en marcha el carné por puntos. Antes tuvo que desarrollar la Ley de Seguridad Vial que heredaba. Y es ahí donde introdujo el nuevo carné, con el que muchos conductores se lo pensaron dos veces antes de pisar el acelerador o realizar cualquier tipo de imprudencia. Desde su llegada a la DGT consideró importante aumentar el número de efectivos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil. Quería una plantilla de 10.000 miembros. «Más presencia policial quiere decir menos accidentes y menos víctimas», decía. No lo consiguió, pero logró «colocar a las víctimas en el centro de la política de seguridad vial» para lanzar el mensaje de que los accidentes «son evitables».

El Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero redujo a 110 km/h la velocidad máxima en las autovías para ahorrar en la factura de los carburantes debido al incremento de los precios del petróleo. Cuando se volvió a los 120, tras una ardua polémica con los conductores, Pere Navarro se lamentaba porque «no hemos explicado bien la velocidad como factor de riesgo».

Otro asunto que se le quedó en el tintero fue reducir por ley la velocidad en zonas urbanas y en calles de un solo carril a 30 km/h, como ahora hacen muchos ayuntamientos. Pero ya entonces demostró que era un precursor en la lucha contra la contaminación y en las nuevas fórmulas de movilidad, algo tan en boga ocho años después.

Sin embargo, donde si recibió un aluvión de críticas fue durante su primer invierno en la DGT. Una gran nevada en diciembre de 2004 causó el caos y aisló a miles de conductores en las autovías de Castilla y León. La A-1 y la AP-6 fueron una trampa para las familias que se desplazaban con motivo del fin de año. Navarro culpó entonces a los conductores por no llevar cadenas ante el aviso del temporal, «no les llega la información o la procesan según sus circunstancias». Una situación similar a la vivida a principios de año, en las mismas carreteras, por la fuertes nevadas y que el entonces responsable de la DGT, Gregorio Serrano, también achacó a los conductores.

El futuro que espera a Navarro pasa asimismo por recuperar el consenso en materia de tráfico, un acuerdo que se ha perdido durante las dos últimas legislatura y que antes era la tónica al legislar. Será muy importante recuperarlo para afrontar, además de la Ley de Seguridad Vial -cuyo borrador tiene sobre la mesa el ministro Fernando Grande-Marlaska-, el carné por puntos y las reformas penales para proteger a las víctimas de los accidentes.

En todo caso Navarro está al día de la actualidad del tráfico, aunque tras salir de la DGT estuvo destinado cuatro años en la Embajada de España en Rabat. Pero nunca se desenganchó del tema y a su vuelta a España fue patrono de las fundaciones Línea Directa y Pons y asesoró a clubes de motoristas.

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