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Dos alumnos pasan por delante del Valdeluz. Efe
El exprofesor de Valdeluz atribuye la acusación de las víctimas a que tenían «demasiadas» hormonas

El exprofesor de Valdeluz atribuye la acusación de las víctimas a que tenían «demasiadas» hormonas

Otras cuatro alumnas ratificarán este martes los tocamientos

Europa press

Madrid

Martes, 22 de mayo 2018, 15:40

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El exprofesor del colegio Valdeluz Andrés D. D. mantiene ante el tribunal que le juzga que la acusación «falsa» que ejercen catorce exalumnas de este centro privado contra él por abusos sexuales se debe a tres motivos: a que tenían «demasiadas» hormonas adolescentes; a su deseo de conseguir dinero a través de la indemnización que se le imponga y; a «una venganza» de las chicas hacia su mujer, han informado fuentes jurídicas.

Los magistrados que integran la Sección 23 de la Audiencia de Madrid están celebrando este martes la segunda sesión de la vista oral, que tiene lugar a puerta cerrada a instancias de las partes personadas.

Ayer, el acusado negó ante el tribunal en una extensa declaración cada uno de los hechos que se le atribuyen, manifestando que todo se debe a «una venganza» de las chicas hacia su mujer por el carácter que ésta tenía y del que eran víctimas durante sus clases de música en la Academia Siglo XXI. Pero además afirmó que el relato de las jóvenes es «falso», atribuyéndolo a que tenían demasiados cambios hormonales por su adolescencia y que querían también obtener dinero de la indemnización que se le vaya a imponer si es condenado.

Hoy otras cuatro alumnas presuntas víctimas de este docente ratificarán previsiblemente los supuestos abusos que sufrieron ante el tribunal. Por ahora, ya ha declarado durante más de dos horas una de las menores por videoconferencia. Ayer, dos de ellas confirmaron los tocamientos en la academia que dirigía la mujer del acusado, así como en las barbacoas que éste organizaba en su casa.

El alma del colegio

Andrés D. D., que impartía clases de Ética, Religión y Música, se le acusa de presuntamente abusar de las niñas en las clases individuales que daba en la academia Melodía Siglo XXI que había anexa al centro. Durante los veinte años que estuvo en el colegio, logró captar la amistad y el cariño de muchos de los padres de los alumnos al ser «el alma del colegio», el «más querido de todos», según comentó ayer uno de los padres afectados por el caso.

Sin embargo, algunas alumnas sostienen que también lo hizo en el colegio, un hecho que no quedó demostrado durante la instrucción judicial. La imputación sobre el exdirector y el entonces jefe de estudios se levantó al no haber indicios de su responsabilidad penal en el caso. En el juicio, el centro se sienta como responsable civil subsidiario.

Durante la instrucción, algunas de las afectadas eran menores. Entonces, su declaración se preconstituyó como prueba para evitar el mal trago de comparecer ante un tribunal. Esas chicas ya son mayores de edad, y sí han querido declarar como testigos para ofrecer su versión de los hechos.

La gran mayoría de los supuestos abusos se cometieron en clases individuales, sin que haya testigos de lo ocurrido. Por ello, el testimonio de las chicas será clave para sustentar una condena, al igual que lo que afirmen los psicólogos que en su día examinaron a las mismas para verificar la credibilidad de su relato.

De besos a tocamientos

El profesor trabajó en el colegio Valdeluz desde 1999 donde impartía Ética, Música y Religión. Además, era también tutor de algunos cursos de Bachillerato e incluso regentaba una academia de música en un local próximo al centro escolar donde impartía clase a algunas menores que eran también alumnas suyas en el Valdeluz.

Durante el transcurso de las clases, según el relato del fiscal, «aprovechando su superior situación de docente sobre las menores» y la privacidad de las clases individuales que impartía, el acusado «siempre con la intención de satisfacer su deseo sexual» fue desplegando conductas sobre las menores que «progresivamente» pasaron de besos a caricias en las piernas y tocamientos. Incluso, agrega la Fiscalía, les incitaba a que le tocaran sus genitales «y llegando en algún caso concreto a introducir sus dedos en la vagina de las menores».

Pero en su última comparecencia judicial, Andrés D. D. negó haber cometido esos abusos, se ratificó en su inocencia y aseguró desconocer los motivos que llevan a las menores a señalarle, pues su relación con las alumnas era «cordial» y «correcta» y no cree que existiera una especial animadversión de las chicas hacia él.

El profesor, único acusado del caso y detenido el 11 de febrero de 2014, estuvo dos meses en prisión preventiva, pero el juez decretó posteriormente su libertad condicional, con obligación de comparecer en el juzgado los días 6 y 20 de cada mes, la retirada del pasaporte y la prohibición de acercarse al centro educativo.

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