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Imagen promocional de Mars ONE
La colonia que jamás se asentará en Marte

La colonia que jamás se asentará en Marte

Un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachussets pone en tela de juicio la misión Mars One

Iker Cortés

Lunes, 20 de octubre 2014, 01:00

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Se presentó ante la opinión pública como un viaje a Marte sin billete de vuelta. Una suerte de Gran Hermano espacial -la propia Endemol retransmitirá la hazaña en caso de que, finalmente, se produzca- que llevaría a cuatro intrépidos aventureros interplanetarios a sentar las bases para una colonia humana en el planeta rojo en el año 2025.

La idea sedujo a más de 200.000 personas de todos los continentes, que no dudaron en inscribirse, soñando ser uno de los elegidos para una gesta a todas luces incierta. Quizá ahora los más de 700 candidatos ya preseleccionados se lo piensen mejor. Y es que cinco 'cerebritos', estudiantes todos del Instituto Tecnológico de Massachussets, presentaron en el Congreso Internacional de Astronáutica recientemente celebrado en Toronto una investigación en la que ponen en tela de juicio la televisiva misión, siempre que la tecnología actual no mejore «drásticamente».

Elaborado en base a la información que suministra la pagina web del proyecto, que asegura que es posible establecer una colonia en Marte utilizando la tecnología existente, el estudio liderado por Sydney Do y desarrollado por un grupo de investigación especializado en programas espaciales a gran escala, toma como punto de partida el año 2023. Será el momento en el que seis módulos SpaceX Dragon convenientemente modificados para servir de almacén, unidades de soporte vital y 'viviendas' -estas últimas contarán con una estructura inflable de 500 metros cúbicos- se posarán sobre la superficie marciana. Se centra luego en los 26 meses posteriores a la llegada de los primeros colonos, en 2025.

Dado que muchos detalles de la misión se desconocen, el grupo ha planteado una serie de supuestos teniendo en cuenta la tecnología existente. Ha puesto en marcha un simulador que recrea las condiciones del entorno, las necesidades y el día a día de la tripulación y el rendimiento y tamaño de la tecnología escogida. Y lo cierto es que los resultados no son nada esperanzadores.

Así las cosas, el estudio señala que si los cultivos son la única fuente de alimentación de los colonos, se producirían «niveles de oxigeno muy elevado, inseguros para el hábitat». Vaticinan así que la primera muerte por asfixia se podría producir a partir del día 68. Van más allá al asegurar que la tecnología para equilibrar la atmósfera «todavía no ha sido desarrollada».

La sustitución

No es este, sin embargo, el principal escollo que plantea la misión. La falta de piezas de repuesto y de servicios de sustitución que, a buen seguro, serán necesarias en el transcurso de la operación, pondría en peligro a la colonia marciana. Y es que, ante cualquier inconveniente, transportar nuevos materiales desde la Tierra llevaría al menos nueve meses, demasiado tiempo cuando se trata de sobrevivir en un entorno extremo.

De hecho, el análisis que han hecho al respecto señala que después de 130 meses sobre la faz de Marte, «los recambios para hacer reparaciones y mantener en funcionamiento el sistema requerirían el 62% de la masa de todo lo que hay que transportar desde la Tierra». No en vano, el director general de Mars One, el holandés Bas Lansdorp, que ha tratado de defender la viabilidad del proyecto, ha reconocido en este punto que «están en lo correcto». «El gran reto de Mars One es mantener todo en marcha y funcionando y los equipos y trajes de reparación en Marte son un problema que aún tenemos que resolver», explicó.

El informe de 35 páginas también aborda las cruciales dificultades económicas de la iniciativa, puesto que, según anunció en su momento el embajador de la iniciativa, Gerard 't Hooft, ganador del Nobel de Física en 1999, la única vía de financiación será la privada -«financiaremos la misión creando el evento mediático más grande jamás pensado», llegó a decir Lansdorp-. Según apunta Do, la estimación del número de lanzamientos necesarios para la fase anterior a la llegada de los colonos, que sucedería entre 2018 y 2023 y consistiría en el traslado de todo el instrumental técnico y robótico, es «demasiado optimista». El escenario ideal obligaría a realizar 15 lanzamientos de cohetes Falcon, lo que supone más de 3.500 millones de euros. Un coste que seguiría creciendo con la llegada de nuevos colonos cada 26 meses, como propone la misión.

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