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El profesor Colin Pillinger (dcha.)
Adiós al profesor chiflado que soñaba con Marte

Adiós al profesor chiflado que soñaba con Marte

Fallece a los 70 años el científico británico Colin Pillinger, que impulsó el fallido proyecto Beagle 2 para llegar al planeta rojo pese a la burocracia y las mofas de sus compatriotas

Álvaro Soto

Sábado, 10 de mayo 2014, 07:42

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Cuando a Colin Pillinger le echaron en cara el fracaso de su proyecto Beagle 2, una nave casi artesanal (comparada con el Curiosity) que pretendió sin conseguirlo llegar a Marte en el año 2003, la respuesta del científico fue maravillosa: "Thomas Edison desarrolló 50 maneras diferentes de hacer una bombilla antes de crear el invento por el que será recordado para siempre". Y segundos después, Pillinger comenzaba a hablar de poner en órbita el Beagle 3 para conquistar, esta vez sí, el planeta rojo.

Colin Pillinger, fallecido esta semana en Cambridge por un derrame cerebral a los 70 años, respondía punto por punto al arquetipo de científico chiflado que soñaba con lo que para los demás era imposible. Trasunto real (hasta en el físico se parecían) del 'Doc' que en 'Regreso al futuro' conseguía moverse en el tiempo, Pillinger cultivaba una imagen excéntrica que le hacía parecer a ratos un loco, a ratos un genio: patillas de hacha, melena lacia, gafas de empollón, risa estridente...

Don Quijote de la ciencia, la historia le recordará por el Beagle 2, bautizado así por el amor que sentía por Charles Darwin, un proyecto que pretendía adelantar en 10 años al Curiosity. Pero igual que El Ingenioso Hidalgo, Pillinger tuvo que pelear primero con los molinos de la burocracia, tanto en Londres como en Bruselas, que no veían ninguna posibilidad en la idea del científico; y después, con la incomprensión de muchos de sus colegas y del público en general.

Pero lo bueno de gente como Pillinger es que les importa una higa lo que digan los demás. Y así, cuando por fin pudo encontrar la financiación para su nave y ésta no llegó a Marte, en vez de hundirse en la melancolía, nuestro héroe se propuso superar los problemas y lanzar la Beagle 3. Pero esta vez, los molinos fueron de verdad gigantes. Cuando el Curiosity llegó en 2012 a Marte, sus palabras fueron: "Me siento como el atleta que no ganó la medalla".

Doctor en Química por la Universidad de Swansea (Gales), Pillinger trabajó para la NASA y luego se convirtió en catedrático en Ciencia Interplanetaria de la Open University. Habitual también de los medios de comunicación británicos, la salud de Pillinger fue en declive y a los 65 años se le diagnosticó esclerosis múltiple, aunque su cabeza siguió gestando ilusiones que pretendía convertir en realidad. A la hora de su muerte, los científicos de todo el mundo le han rendido el sincero homenaje que se rinde a los hombres que han guiado su vida por la pasión. Como dijeron en la NASA: "Una parte del profesor Pillinger ahora se mueve entre Marte y Júpiter"

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