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Manuel Garriga.
Operación Impala: Una aventura africana

Operación Impala: Una aventura africana

En 1962, cinco jóvenes se adentraron en África con tres prototipos de motocicletas. Tras 100 días y 20.000 kilómetros recorridos, su aventura dio paso a un mito de las dos ruedas: la Montesa Impala

Alberto Ferreras

Sábado, 28 de febrero 2015, 08:11

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Una motocicleta pequeña y ligera, y el destino africano, terminaron por definir un nombre en clave que se incluía en las primeros documentos, de manera que así no se enterara Bultaco (la competencia directa de Montesa), según palabras de Manuel Maristany, uno de los cinco aventureros junto a Tei Elizarde, campeón de España de motocross y uno de los mejores velocistas del momento, Enrique Vernis, Rafa Marsans y Oriol Regás, pilotos habituales de las carreras, además de consumados aventureros.

Maristany, la persona que dejó testimonio fotográfico y escrito de la aventura fue quien, al parecer, le dio nombre a la Operación Impala, un reto que consistía en viajar desde Ciudad del Cabo a Túnez, es decir, 20.000 km sobre tres prototipos de un nuevo modelo de Montesa 175 cc monocilíndrica de dos tiempos, 10,5 CV, un peso 90 kilos y una velocidad máxima de 110 km/h.

La aventura comenzó en enero de 1962. Las tres motos iban acompañadas de un vehículo de apoyo, un Land Rover que se compró en Ciudad del Cabo. Sin embargo, y pese a que el fabricante catalán sufragaba la mitad de los gastos del viaje, Montesa se desligó de cualquier responsabilidad por lo que pudiera suceder en aquella aventura.

Tras superar mil obstáculos, los cinco expedicionarios llegaron a Túnez, agotados física y económicamente, 100 días después de haber partido. Tal fue la repercusión que la hazaña alcanzó dentro de nuestras fronteras, que en Montesa abandonaron el nombre (un mes antes del lanzamiento de la moto) que en un principio se pensó para ella, Montjuic, por el del legendario y definitivo Impala.

Toda la peripecia africana la recogió Manolo Maristany en un libro de nombre (cómo no), de Operación Impala, mismo título que eligió Manuel Garriga para titular un documental que resume cuatro horas de película filmada en Super 8 por Tei Elizarde, material que según el propio Garriga, es válido en su totalidad, de ahí la dificultad a la hora de resumir todo el metraje en tan sólo 50 minutos.

El pasado 19 de febrero, se pudo ver proyectado por primera vez los cines Renoir de Madrid, dentro de un acto patrocinado por la editorial Altaya, quien ha sacado al mercado una edición conmemorativa de la mítica motocicleta, a escala 1/5, reproducida de manera asombrosamente fiel con respecto al original. Al estreno del documental asistieron su director, Manuel Garriga, Xavier Permanyer, director de carreras de Montesa, y el propio Maristany, además de un grupo de motociclistas que acudieron a lomos de sus Impala. El pase de la filmación fue un éxito de público, lo que certifica la devoción que siguen demostrando los aficionados por las Impala.

De esta motocicleta se fabricaron aproximadamente 60.000, y según palabras de Garriga, significó un cambio a la hora de considerar la moto no sólo como un medio de transporte, sino también algo lúdico, algo deportivo. Identifica mucho una concepción de lo que debe ser un vehículo, de cómo debe diseñarse Por eso ha valido la pena haber refrescado la memoria con este documental, aunque me haya costado 15 años conseguirlo.

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