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INFORME

La ONG británica Global Witness advierte de la persecución que sufren los ecologistas, con Brasil en el punto de mira, e insta a Naciones Unidas a proteger su integridad

PPLL

Martes, 22 de abril 2014, 07:11

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Más de 900 personas han perdido la vida desde 2002 defendiendo la causa medioambiental, la mitad de ellas en Brasil, pero sólo han sido condenadas diez personas por estos crímenes, según el informe de la ONG británica Global Witness, publicado hoy en Londres.

Las disputas por la tierra se han incrementado y con ellas la violencia. En total, 908 personas han muerto entre 2002 y 2013 en 35 países, según el trabajo de la entidad, divulgado unos meses después del 25 aniversario del asesinato del activista Chico Mendes, que conmocionó a la sociedad brasileña.

El año con más muertes fue 2012, con 147. Apenas un 1% de los responsables fueron perseguidos y juzgados por la justicia. Brasil es el país más peligroso del mundo para los activistas: unos 448 lo pagaron con su vida. Detrás se sitúan Honduras, con 109, y Filipinas, con 67.

"Estos datos demuestran que nunca había sido tan importante proteger el medioambiente como ahora, y que nunca había sido más arriesgado", ha señalado Oliver Courtney, portavoz de Global Witness, que se define como una organización que quiere "cambiar el sistema exponiendo los intereses económicos que se esconden tras los conflictos, la corrupción y la destrucción medioambiental".

El informe dedica un capítulo íntegro a Brasil. El alto número de muertes se atribuye en parte al "modelo de propiedad de la tierra, que está entre los más concentrados y desiguales del mundo". "Pese al fuerte crecimiento económico, la mayoría de la población sigue siendo pobre y la mayor parte de su comida se produce en propiedades pequeñas o medianas", advierte el documento.

"Eso lleva a los agricultores de subsistencia y a los grupos indígenas a entrar en conflicto con propietarios poderosos y bien conectados por los derechos legales sobre bosques y tierras", agrega. La lucha por la Amazonia, por su tierra y por su madera, se traduce en la mayoría de las muertes de activistas.

La entidad ecologista fundada en Londres en 1993 reclama medidas. "Empezando por una resolución del Consejo de derechos humanos de la ONU específicamente dirigida a la creciente amenaza que sufren los defensores de la tierra y el medioambiente".

Más de 900 personas han perdido la vida desde 2002 defendiendo la causa medioambiental, la mitad de ellas en Brasil, pero sólo han sido condenadas diez personas por estos crímenes, según el informe de la ONG británica Global Witness, publicado hoy en Londres.

Las disputas por la tierra se han incrementado y con ellas la violencia. En total, 908 personas han muerto entre 2002 y 2013 en 35 países, según el trabajo de la entidad, divulgado unos meses después del 25 aniversario del asesinato del activista Chico Mendes, que conmocionó a la sociedad brasileña.

El año con más muertes fue 2012, con 147. Apenas un 1% de los responsables fueron perseguidos y juzgados por la justicia. Brasil es el país más peligroso del mundo para los activistas: unos 448 lo pagaron con su vida. Detrás se sitúan Honduras, con 109, y Filipinas, con 67.

"Estos datos demuestran que nunca había sido tan importante proteger el medioambiente como ahora, y que nunca había sido más arriesgado", ha señalado Oliver Courtney, portavoz de Global Witness, que se define como una organización que quiere "cambiar el sistema exponiendo los intereses económicos que se esconden tras los conflictos, la corrupción y la destrucción medioambiental".

El informe dedica un capítulo íntegro a Brasil. El alto número de muertes se atribuye en parte al "modelo de propiedad de la tierra, que está entre los más concentrados y desiguales del mundo". "Pese al fuerte crecimiento económico, la mayoría de la población sigue siendo pobre y la mayor parte de su comida se produce en propiedades pequeñas o medianas", advierte el documento.

"Eso lleva a los agricultores de subsistencia y a los grupos indígenas a entrar en conflicto con propietarios poderosos y bien conectados por los derechos legales sobre bosques y tierras", agrega. La lucha por la Amazonia, por su tierra y por su madera, se traduce en la mayoría de las muertes de activistas.

La entidad ecologista fundada en Londres en 1993 reclama medidas. "Empezando por una resolución del Consejo de derechos humanos de la ONU específicamente dirigida a la creciente amenaza que sufren los defensores de la tierra y el medioambiente".

Más de 900 personas han perdido la vida desde 2002 defendiendo la causa medioambiental, la mitad de ellas en Brasil, pero sólo han sido condenadas diez personas por estos crímenes, según el informe de la ONG británica Global Witness, publicado hoy en Londres.

Las disputas por la tierra se han incrementado y con ellas la violencia. En total, 908 personas han muerto entre 2002 y 2013 en 35 países, según el trabajo de la entidad, divulgado unos meses después del 25 aniversario del asesinato del activista Chico Mendes, que conmocionó a la sociedad brasileña.

El año con más muertes fue 2012, con 147. Apenas un 1% de los responsables fueron perseguidos y juzgados por la justicia. Brasil es el país más peligroso del mundo para los activistas: unos 448 lo pagaron con su vida. Detrás se sitúan Honduras, con 109, y Filipinas, con 67.

"Estos datos demuestran que nunca había sido tan importante proteger el medioambiente como ahora, y que nunca había sido más arriesgado", ha señalado Oliver Courtney, portavoz de Global Witness, que se define como una organización que quiere "cambiar el sistema exponiendo los intereses económicos que se esconden tras los conflictos, la corrupción y la destrucción medioambiental".

El informe dedica un capítulo íntegro a Brasil. El alto número de muertes se atribuye en parte al "modelo de propiedad de la tierra, que está entre los más concentrados y desiguales del mundo". "Pese al fuerte crecimiento económico, la mayoría de la población sigue siendo pobre y la mayor parte de su comida se produce en propiedades pequeñas o medianas", advierte el documento.

"Eso lleva a los agricultores de subsistencia y a los grupos indígenas a entrar en conflicto con propietarios poderosos y bien conectados por los derechos legales sobre bosques y tierras", agrega. La lucha por la Amazonia, por su tierra y por su madera, se traduce en la mayoría de las muertes de activistas.

La entidad ecologista fundada en Londres en 1993 reclama medidas. "Empezando por una resolución del Consejo de derechos humanos de la ONU específicamente dirigida a la creciente amenaza que sufren los defensores de la tierra y el medioambiente".

Más de 900 personas han perdido la vida desde 2002 defendiendo la causa medioambiental, la mitad de ellas en Brasil, pero sólo han sido condenadas diez personas por estos crímenes, según el informe de la ONG británica Global Witness, publicado hoy en Londres.

Las disputas por la tierra se han incrementado y con ellas la violencia. En total, 908 personas han muerto entre 2002 y 2013 en 35 países, según el trabajo de la entidad, divulgado unos meses después del 25 aniversario del asesinato del activista Chico Mendes, que conmocionó a la sociedad brasileña.

El año con más muertes fue 2012, con 147. Apenas un 1% de los responsables fueron perseguidos y juzgados por la justicia. Brasil es el país más peligroso del mundo para los activistas: unos 448 lo pagaron con su vida. Detrás se sitúan Honduras, con 109, y Filipinas, con 67.

"Estos datos demuestran que nunca había sido tan importante proteger el medioambiente como ahora, y que nunca había sido más arriesgado", ha señalado Oliver Courtney, portavoz de Global Witness, que se define como una organización que quiere "cambiar el sistema exponiendo los intereses económicos que se esconden tras los conflictos, la corrupción y la destrucción medioambiental".

El informe dedica un capítulo íntegro a Brasil. El alto número de muertes se atribuye en parte al "modelo de propiedad de la tierra, que está entre los más concentrados y desiguales del mundo". "Pese al fuerte crecimiento económico, la mayoría de la población sigue siendo pobre y la mayor parte de su comida se produce en propiedades pequeñas o medianas", advierte el documento.

"Eso lleva a los agricultores de subsistencia y a los grupos indígenas a entrar en conflicto con propietarios poderosos y bien conectados por los derechos legales sobre bosques y tierras", agrega. La lucha por la Amazonia, por su tierra y por su madera, se traduce en la mayoría de las muertes de activistas.

La entidad ecologista fundada en Londres en 1993 reclama medidas. "Empezando por una resolución del Consejo de derechos humanos de la ONU específicamente dirigida a la creciente amenaza que sufren los defensores de la tierra y el medioambiente".

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