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Vicente Valero, autor de 'Los extraños'. / RC
La memoria creativa de Vicente Valero
LIBROS

La memoria creativa de Vicente Valero

El escritor reconstruye la vida de cuatro familiares marcados por un halo de extrañeza

ANTONIO PANIAGUA

Domingo, 16 de marzo 2014, 09:10

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Vicente Valero, autor de seis libros de poemas, ha hecho su primera incursión en la narrativa con Los extraños (Periférica), un volumen de relatos en los que glosa las vidas de cuatro familiares: un jugador de ajedrez, un aviador, un exiliado republicano y un bailarín. El libro se adentra en el género de la memoria y la autobiografía para reconstruir existencias azarosas, desacostumbradas, en las que cabe siempre un ingrediente de aventura. Valiéndose de apuntes biográficos, documentos, cartas y de la experiencia que procuran los viajes, Valero ha ido recorriendo el rastro de esas vidas, en las que emergen el paisaje de la Guerra Civil, la Ibiza de los años setenta, el Sáhara o la Francia que acogió a los perseguidos por el régimen de Franco.

Por el libro desfilan el teniente Marí Juan, el artista Cervera -un bailarín que dejó atrás el seminario para abrazar su verdadera vocación, la danza-; o el comandante Ramón Chico, un militar fiel a la II República y que era una rara avis de la época: vegetariano, seguidor de la teosofía y hombre que practicaba el yoga. Son historias de cuatro individuos reales de mi familia, a la mayoría de los cuales nunca conocí, pero que formaban parte del mundo familiar. Tengo objetos que fueron suyos, conservo fotos de ellos. En un momento dado, quise saber más de ellos, cuando los que me podían informar ya habían muerto también, asegura el escritor.

En ese empeño por saber más, Valero ha tratado de despejar los enigmas que se cernían sobre estos personajes, el misterio que los hacía diferentes y únicos. Trabajo con materiales auténticos, pero la memoria, obviamente, es la ficción suprema. Cuanto más hurgamos en ella, más literatura acabamos haciendo. No se trata de seres estrafalarios ni de ovejas negras de la familia, sino de sujetos rodeados de un halo que los hace enigmáticos. El autor se ajusta a los hechos, sobre los que no fabula, si bien es consciente de que la memoria tiene sus limitaciones. La memoria no nos ofrecerá nunca una verdad histórica pura, sino una frontera en la que la ficción y la realidad están imbricadas. La imaginación participa por supuesto en este libro.

Saint- Exupéry

Los extraños comienza con el teniente Pedro Marí Juan, un aviador que conoció en Cabo Juby, ahora llamada Tarfaya, a Saint-Exupéry, el autor de El principito, quien por entonces era piloto de la Aeropostale.

Otro de los personajes cuya semblanza se recrea en el libro es tío Alberto, consumado ajedrecista quien de repente, cuando nadie lo esperaba, trastoca la vida familiar de los Valero al reaparecer de improviso. Políglota muy viajado, fue discípulo de Miguel Najdorf, jugador de origen polaco que logró el título de Gran Maestro Internacional del ajedrez. La manera de completar estas cuatro biografías ha sido viajando a mi infancia, cuando empecé a oír hablar de ellos. Cuando hizo falta viajé al lugar donde vivieron o estaban enterrados. Pero ya desde el principio se ve que es un proyecto difícil de satisfacer. Como escenario de muchas de estas historias se dibuja la ciudad natal del escritor. Es la Ibiza de mi infancia, la de principios de los años 70. En lo paisajístico era extraordinaria, y en lo social era también muy interesante. Entonces Ibiza estaba haciendo su transición política desde hacía años, gracias al cosmopolitismo y una cierta relajación de las costumbres que era consentida por el franquismo. En cierta manera fue un ensayo de la Transición, no en lo político, pero sí en lo social.

Para Valero, los relatos, al estar contados por el mismo narrador, tienen un cierto aire de novela. En cada uno de los personajes, el narrador va buscando lo que hay de él en el biografiado. Creo el narrador es el protagonista principal del libro. Entre los prosistas de cabecera de Valero figuran Walter Benjamin, cuya primer año de exilio en Ibiza, entre 1932 y 1933, el autor ha estudiado; Elias Canetti, Joseph Roth, W. G. Sebald y Thomas Bernhard, entre otros

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