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Torres celebra el primer gol. / Afp
Torres y Mata completan el póquer de títulos
Fútbol | Liga Europa

Torres y Mata completan el póquer de títulos

Ivanovic marcó el gol de la victoria en el descuento, tras los goles del delantero español y del paraguayo Cardozo

IGNACIO TYLKO

Jueves, 16 de mayo 2013, 11:22

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Fernando Torres, siempre discutido, colecciona un palmarés extraordinario, igual que su socio Juan Mata.

Tras un saque de esquina, cuando la amenaza de prórroga era un mal menor para el Chelsea, el serbio Ivanovic se elevó como un resorte, cabeceó y convirtió al nuevo rico de Londres en el único campeón simultáneo de las dos competiciones europeas hasta que el Bayern de Múnich o el Borussia Dortmund le releven en el palmarés de la Champions, el próximo 25 de mayo. Premio excesivo en la caliente Ámsterdam para el equipo de Rafa Benítez, que puede despedirse con honra y orgullo de Stamford Bridge. Póquer impensable (Mundial, Europa, Champions y Europa League) para Fernando Torres, autor del primer gol y ahora ensalzado por quienes le detestaban, y Juan Mata, asistente en los dos goles, y hundimiento de un Benfica que se mereció mucho más y en menos de una semana ha dicho casi adiós a la Liga y ha vuelto a sufrir un terrible golpe en Europa. Descuentos crueles para los lisboetas.

La maldición de Bela Guttman, el técnico húngaro que disfrutó de los florecientes años 60, es leyenda en Las Águilas. Tras conquistar la final de la Copa de Europa de 1962 frente al Real Madrid, el presidente Antonio Carlos Cabral discutió con él y decidió despedirle. Indignado, el magiar espetó:«Nunca, ni en cien años, el Benfica volverá a ganar un título en Europa». Desde entonces, ha pasado más de medio siglo y el Benfica ha perdido siete finales continentales.

A pesar de la depresión que produjo en los portugueses la reciente derrota ante el Oporto con valor a Liga, los lisboetas se presentaron con más empuje que un Chelsea, lento, soso, sin la tensión exigible para un duelo de alto rango aunque se trate, no nos engañemos, de la segunda división continental. Ambos finalistas de la Europa League, los millonarios de Abramovich y un histórico venido a menos, cayeron en la fase de grupos de la Champions. No hay color, nada que ver con el prestigio de la vieja Copa de la UEFA en comparación con esa Copa de Europa a la que solo accedía el campeón de cada país.

Resulta extraño que un grupo dirigido por Rafa Benítez salga con esas trazas. Sus equipos quizá no practiquen un fútbol exquisito pero el orden táctico, el esfuerzo y la concentración, son virtudes que no se les discuten. La baja de Hazard es importante, pero no tanto como para resquebrajar el once, a merced del Benfica en el primer cuarto de hora. A los de Jorge Jesús, dueños entonces del centro del campo y con los dos laterales muy profundos, les falto solo acierto en el último pase y en el remate para ponerse en ventaja. No es casualidad. Asistencia y gol cotizan al alza en el mercado.

El paraguayo Cardozo era una amenaza. Pero no acertaba ni en los primeros remates, ni tras unos barullos impropios de un choque así. Solo Ramires dio la talla exigible durante el primer tiempo en un Chelsea que no conectaba con Mata, muy bien tapado e imposibilitado para sorprender desde el enganche. De Fernando Torres no había más noticias que algún escarceo. Pero, sobre todo, se echaba de menos algo de toque en la zona de creación. Con David Luiz de pivote, los Blues han ganado en consistencia defensiva pero han perdido calidad. Lampard jugó por su experiencia y porque tiene gol, pero ya está muy desgastado. Suyo fue el único disparo del primer tiempo que obligó a intervenir a Artur. El balón le hizo un extraño y sacó una mano salvadora con una técnica heterodoxa. Y a tres del 90, lanzó un obús al travesaño.

Sociedad española

El duelo, muy ramplón, se equilibró más tras el descanso, aunque siempre con cierto dominio portugués. Cardozo lamentó que le anularan un gol por fuera de juego poco antes de que el Chelsea se adelantase en una jugada extraña. Cech sacó con la mano de puerta, Mata la tocó, Torres ganó en la porfía a Luisao y supo definir ante Artur. Le dribló, esperó, hizo un control más y aseguró el disparo. El madrileño marcó en octavos, cuartos, semifinales y final. Y lo festejó en plan arquero, como Kiko. ¿Un guiño a los atléticos de cara a la final de Copa?

El Benfica sufría su peor momento y su técnico cambió por completo el dibujo con dos cambios. De pronto, Azpilicueta sacó una mano tonta que provocó un penalti y el empate de Cardozo, lastimado tras el golpeo. Vuelta a empezar. En una acción en la que Torres simuló un penalti, ya que al principio sufrió un pequeño agarrón pero luego se tiró, se lesionó Garay. Tercer cambio obligado y Gaitán hasta el final como lateral zurdo. Benítez, experto él, no movió el banquillo. Esperaba, paciente. Lampard lanzó al larguero y, poco después, el cabezazo de Ivanovic dibujó una parábola de gloria para el Chelsea. Aun pudo empatar Cardozo, pero Guttman sabía lo que decía. No era un loco.

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