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Merkel, en un acto el pasado viernes. / Efe
Baja Sajonia: por una cabeza...
AÑO ELECTORAL EN ALEMANIA

Baja Sajonia: por una cabeza...

La victoria del bloque opositor en el 'Land' germano tiene una clara conclusión de cara a las generales de septiembre. Hay partido

ENRIQUE VÁZQUEZ

Lunes, 21 de enero 2013, 02:48

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Después de un recuento que pasará a los anales de la RFA, la coalición opositora socialdemócratas-Verdes ganó por un solo escaño las elecciones legislativas en Baja Sajonia, dio impulso al esfuerzo final cara a derrotar a la canciller Merkel (CDU, Democracia Cristiana) en septiembre próximo y, de paso y sin querer, resucitó al FDP (partido liberal y socio de la CDU).

LO sucedido recuerda a un montaje no explícito, pero seguido por muchos electores del campo conservador que, sabedores de que lo relevante era que el FDP pasara la barra del cinco por ciento, exigido para entrar en el parlamento regional, le prestaron su voto. La operación, intuida e irónicamente descrita por los socialdemócratas, funcionó tan bien que el FDP, en caída semilibre en todo el Estado desde hace dos años, duplicó su porcentaje y dio un sumando inapreciable a la CDU que, pagana de la operación, perdió casi seis puntos.

Esto, en el corto plazo, significa que el líder nacional de los liberales y ministro federal de Economía, Philip Rösler, no tendrá que dimitir, lo que parecía seguro en caso de nuevo descalabro electoral. Y también que el partido socialdemócrata (SPD) toma aire, que lo necesita en gran cantidad vista la pérdida de peso y popularidad de su candidato a la cancillería federal, Peer Steinbrück, quien se empleó a fondo sobre el terreno.

Escenario poliédrico

La coalición roji-verde (SPD-Los Verdes) no recibió, en cambio, que se sepa, ni un voto prestado de la izquierda radical, Die Linke, el partido nacido de una escisión del SPD por su izquierda más los efectivos remanentes del viejo partido comunista de la República Democrática Alemana. Una visión puramente pragmática de la realidad podría haberla justificado, pero la incompatibilidad entre rojos-rojos y socialdemócratas es tal (salvo en el ayuntamiento de Berlín, la ciudad-estado que tiene derecho a un tratamiento particular) que hace inviable cualquier arreglo.

Lo que se jugaba en Baja Sajonia no era solo ni principalmente el gobierno regional y el estado es uno de los más pobres y menos relevantes en términos políticos, sino la capacidad de resistir de los liberales, que hace solo medio año parecían llamados a la extinción parlamentaria federal tras su histórico resultado de 2009, con casi el 15 por ciento del voto y 93 escaños.

Los democristianos encontraron en los liberales el gran partido-socio y Angela Merkel, que no había hecho ascos a la gran coalición previa con los socialdemócratas, se encontró en la posición más cómoda que podía imaginar. Por razones que no están muy claras (si se tiene en cuenta el éxito de la gestión económica, el bajo desempleo etc.) el FDP fue perdiendo gas y se llegó a pensar que en septiembre tal vez no podrá llegar al cinco por ciento de votos exigido por la ley para entrar en el Bundestag. Tal pronóstico era catastrófico para la CDU, que parecía resignada a reconsiderar de nuevo una gran coalición o, en el peor de los casos, a perder el gobierno, pese al prestigio y autoridad de Angela Merkel.

El termómetro federal

La elección tenía, como todas las de los länder cuando se acerca la federal, un interés adicional: el de medir el humor general del país cara a la gran cita de septiembre. El recorrido regional hasta ahora ha sido pésimo para el FDP, pero malo para la CDU y muchos observadores han creído ver en tantos reveses (acompañados por el anotado hundimiento liberal que parecía imparable) un pre-anuncio de derrota en otoño.

Nada de eso es seguro y hay precedentes, además, de que, racionalmente, bastantes ciudadanos votan distinto en la elección regional que en la nacional. Lo de Baja Sajonia, sin embargo, tenía el interés de ser la última ocasión de votar antes de los comicios federales y de medir hasta dónde ha pesado la decisión del SPD de escoger como su candidato a la Cancillería a Peer Steinbrück, quien apenas designado recogió una gran aprobación en los sondeos que no ha hecho más que bajar y bajar hasta cuestionar la decisión del partido socialdemócrata de designarle.

El ex-canciller Schröder, hijo del terreno, se empleó a fondo en la campaña, como el propio Steinbrück. Y, aún en gran forma, ayudó a la recuperación socialdemócrata, recordando sobre todo que él, que dirigió el estado durante ocho años, formó allí el primer gobierno de coalición con los Verdes, hasta entonces novicios y un punto extramuros del sistema y les fue muy bien. El partido ecologista, es verdad, es ahora parte importante e inseparable del escenario y su auge en Baja Sajonia lo prueba de nuevo.

Conclusión cara a las federales de septiembre: hay partido

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