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Cristiano celebra un gol./Juan Medina (Reuters)
Cristiano y Casillas sostienen a Mourinho
FÚTBOL | COPA DEL REY

Cristiano y Casillas sostienen a Mourinho

El portugués marcó los tres primeros goles del partido | El Celta ganó en la ida 2-1

IGNACIO TYLKO

Jueves, 10 de enero 2013, 11:54

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Con sus invectivas y desaires, Mourinho ha conseguido que cada partido en el Bernabéu se convierta en una plebiscito. Hay más expectación por la confección de la alineación, por si Iker Casillas va a ser titular o no, y por los gestos de Mou y las reacciones del respetable, que por el desarrollo del juego y hasta el resultado. Incluso en una noche copera con un duelo a vida o muerte, el foco miraba más al banquillo y a la portería que al césped. Menos mal que Cristiano Ronaldo decidió hablar con el balón y se lució con otro discurso ejemplar. Ambición, clase y pegada descomunal en todas las acciones del crack de Madeira, salvador en Balaídos, decisivo ante la Real Sociedad y desequilibrante en el choque de vuelta. Con dos grandes goles en menos de media hora y el tercero cerca de la conclusión, dio un paso más hacia su renovación y facilitó una remontada que el Madrid no firmaba en la última década. Desde que superó al Bayern de Múnich en los cuartos de final de la Champions 01-02, no volteaba una eliminatoria. El Celta, tan timorato como en Liga, contribuyó.

Mou no miente si airea el once. Puede faltar a la verdad al afirmar que no viaja a la gala del Balón de Oro porque se queda trabajando, pero no si anuncia que alguien va a ser titular. Avanzó antes del choque ante la Real Sociedad que el portero que jugaría la Liga no disputaría la Copa y lo cumplió. Adán salió ante los donostiarras e Iker frente a los celtiñas. Dio igual que el de Mejorada del Campo no pueda ejercer en Pamplona por su expulsión. El santo de Móstoles no tuvo trabajo en el primer acto pero se mostró decisivo con un par de manos tras el descanso.

Llegó la hora del speaker en el Bernabéu y se demostró que la gente está con Casillas, su símbolo. Fue ovacionado cuando se le nombró en la alineación y coreado tras saltar al campo para situarse bajo los palos. División de opiniones en torno al técnico portugués. Quizá más pitos que palmas. Todo giraba sobre Mou. Hasta pasó casi desapercibido que Özil y Modric actuaban a la vez y que, en el bando contrario, Paco Herrera priorizó la Liga al dejar en el banquillo a Oubiña y a Aspas. Prescindió del ancla y la inspiración de los vigueses. Craso error. Cuando reaccionó, ya remaban contracorriente.

Con la Liga perdida, el Madrid se puso el traje elegante de las citas clave. Una derrota era el abismo. Se trataba de jugar con intensidad y determinación. Y en eso Cristiano es único. A los dos minutos, se saltó hasta el reglamento para hacer inútil la tímida estirada de Sergio, el suplente de la Liga. Había dos balones sobre el campo pero recogió el saque de banda de Arbeloa y lanzó un misil. Mourinho lo celebró sin aspavientos, todavía protegido en su banquillo. Con el toque y engaño de Modric y Özil, y la insistencia de Cristiano, el Madrid se merendaba a un Celta blandengue. Un gran pase del croata preludió el segundo, similar al que Ronaldo anotó en Vigo, aunque esta vez la golpeó peor. Mou seguía muy serio, hablando con Karanka.

Al técnico le soliviantó Ayza Gámez, pésimo. Se levantó para protestar la injusta anulación de un gol a Cristiano, que arrancó unos dos metros por detrás del último defensor, y se enervó cuando un derribo al delantero fue castigado con amarilla, y no con la roja que exigía el de Setúbal. Salió de su guarida y golpeó con violencia el balón contra su propio banquillo. No se le vio, empero, cuando Ramos hizo una entrada alevosa a De Lucas que acabó en amarilla para el sevillano y una pequeña trifulca. La lesión de rodilla de Hugo Mallo, con pinta de ser muy grave porque se produjo en un apoyo y no en una contusión, marcó el descanso. Tampoco salió en la reanudación Xabi Alonso, con molestias en el cuello. El Madrid jugó con riesgo toda la segunda parte porque reculó, se alejó del balón y jugó casi 20 minutos en inferioridad por la expulsión de Ramos. Con Aspas, el Celta creció. Pero le faltaron chispa y convicción. Y le sobraron Casillas, que salvó disparos de Krohn-Dehli y Augusto con marchamo de gol. Con el Celta volcado a la desesperada, Cristiano y Khedira cerraron la noche. Mou se fue a la caseta antes de tiempo.

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