Borrar
Portada de 'Their Satanic Majesties Request'. / Archivo
El capricho psicodélico de los Stones
MÚSICA | ANIVERSARIO

El capricho psicodélico de los Stones

'Their Satanic Majesties Request', el álbum más controvertido de la banda, cumple 45 años

ÓSCAR BELLOT

Sábado, 8 de diciembre 2012, 08:27

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Corría el año de 1967 cuando los Rolling Stones, asentados ya como una de las grandes bandas del panorama internacional -'Aftermath' (1966) y 'Between the Buttons' (1967) formaban parte de su legado-, se lanzaron al ensamblaje de su disco más controvertido, ese que les valdría el apodo por el que a partir de entonces serían mundialmente conocidos, 'Their Satanic Majesties Request', denostado en su día por la mayor parte de sus acérrimos seguidores y convertido hoy, cuando se cumplen 45 años de su aparición, en objeto de culto, la mayor rareza en la trayectoria de estos excéntricos y longevos genios que regresaron hace apenas unas semanas a los escenarios para celebrar sus 50 años de carrera con un concierto en el O2 Arena de Londres trocado en el acontecimiento musical del año.

La salida del álbum al mercado estuvo precedida por la polémica desatada a raíz de la detención de dos de las tres cabezas rectoras de la banda, Mick Jagger y Keith Richards, por posesión de drogas. Un acontecimiento que colmó el vaso de la paciencia de su por entonces productor y mánager, Andrew Loog Oldham, quien decidió poner punto y final a su relación con el grupo.

Richards y Jones, los más dotados musicalmente hablando, aunque Jagger acaparase gran parte de los focos, habían sido inseparables, pero la irrupción de Anita Pallenberg en la ecuación provocaría un enfrentamiento entre ambos que acabaría derivando en el despido del músico de Cheltenham en junio de 1969, apenas un mes antes de que su cuerpo sin vida fuese hallado en la piscina de la granja que poseía en Sussex. La tensión era más que notoria y las posibilidades de ejecutar el trabajo de forma medianamente ordenada, una quimera.

Irregular

Así, entre comparecencias en el juzgado y discusiones, se labró el primer álbum autoproducido por los Stones, cuyos miembros dieron rienda suelta a su creatividad tirando de individualismo, lo que desembocaría en un disco irregular con algunos temas de indudable calidad aunque infravalorados y otros justamente vilipendiados plagados de arreglos musicales sin orden ni concierto que, no obstante, llegaron a auparse a los primeros puestos de las listas de ventas, si bien con un corto recorrido en las mismas.

La crítica de la época presentó a 'Their Satanic Majesties Request' como una burda copia del 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band' de los Beatles que había desembarcado en las tiendas apenas unos meses antes. La música psicodélica estaba en pleno apogeo y los Stones decidieron experimentar con ella abandonando en su beneficio el rock and roll más salvaje. La variedad de instrumentos empleados en su concepción apenas si tuvo fin: órganos, flautas, pianos, sintetizadores, saxofones, arpas y hasta un theremin fueron puestos al servicio del álbum por obra y gracia, sobre todo, de Brian Jones, cuya polivalencia apenas si hallaba rival en la escena musical de aquellos años. Pero el ensayo se les fue de las manos y el resultado final fue una suerte de disco maldito cuyas ventas se vieron además dificultadas por la inclusión de un holograma en la carátula que incrementó notablemente su precio.

Aprenderían rápidamente la lección y un año después, tras ponerse en manos del productor Jimmy Miller, se resarcían con 'Beggars Banquet', que iniciaría su celebrada tetralogía de éxitos y que incluía temas imprescindibles en su trayectoria como 'Sympathy for the Devil'.

Cielo e infierno

'Their Satanic Majesties Request' se abría con 'Sing This All Together', en la que se plasmaba la influencia que la música marroquí había ejercido sobre Brian Jones, con un largo pasaje instrumental y predominio de sonidos exóticos. Continuaba con el rock lisérgico de 'Citadel', en la que sobresalía el virtuoso ejercicio guitarrero de Keith Richards y que andando los años sería revisitada por distintos grupos, desde The Damned hasta Redd Kross pasando por Sister Ray. 'In Another Land', el tercer corte, era también uno de los más singulares, con autoría y ejecución de Bill Wyman, quien ponía en solfa los problemas por los que atravesaban sus compañeros. '2000 Man' basculaba entre el folk, el country-blues y la psicodelia para narrar la historia de un hombre del futuro que engañaba a su esposa con un ordenador, constituyendo una de las canciones más notables del disco.

En las antípodas de situaba 'Sing This All Together (See What Happens)', uno de los peores ejercicios llevados a cabo nunca por los Stones, que limpiaban su buen nombre, no obstante, con 'She's A Rainbow', con los maravillosos arreglos de cuerda de John Paul Jones y el magistral piano de Nicky Hopkins. Apenas los riffs de guitarra salvaban de la quema a la oscura 'The Lantern' y si bien 'Gomper' arrancaba de una forma notable, acababa perdiéndose en la parte final. No sucedía lo mismo con '2.000 Light Years From Home', que disipaba cualquier duda que pudiese subsistir sobre quién era el auténtico genio de la banda, con un Brian Jones en estado de gracia que se convertía en amo y señor del tema con los efectos de sonido emanados de su mellotrón y sus sintetizadores. Completaba el viaje psicodélico de los Stones 'On With The Show', canción perfectamente desechable para un álbum que ha ganado empaque con el paso del tiempo. No en vano, hasta los más grandes tienen derecho a desbarrar de vez en cuando.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios