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El propietario del grupo de artículos de lujo LVMH, Bernard Arnault. / Archivo
A la caza y captura del evasor fiscal
FRANCIA

A la caza y captura del evasor fiscal

Bajo la polémica suscitada por el dueño de Vuitton, subyace la tradicional lucha entre los Estados y las grandes fortunas por el pago de impuestos

MIGUEL SALVATIERRA

Jueves, 24 de enero 2013, 18:35

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Bajo el escándalo suscitado en Francia por el hombre más rico de Francia y propietario del grupo de artículos de lujo LVMH, Bernard Arnault, al solicitar la nacionalidad belga, subyace la tradicional batalla entre los esfuerzos de los Estados por hacer cumplir las leyes recaudatorias y las estrategias de las grandes fortunas por esquivarlas, ya sea de forma legal o clandestina. Las explicaciones del empresario francés para negar que se trate de una forma de exilio fiscal han tenido escaso poder de convicción ante un precedente de fuga a Estados Unidos, cuando ganó las elecciones el socialista Mitterrand, y los testimonios filtrados de su entorno.

El impuesto del 75% para la rentas superiores al millón de euros anunciada por el primer ministro francés, François Hollande, ha provocado muchas turbulencias. La devoción belga de Arnault no es algo aislado en Francia, donde se calcula que unas 4.000 grandes fortunas tienen ya su domicilio fiscal en el país vecino. Los paraísos fiscales no están solo en alejados archipiélagos del Caribe. De Gaulle neutralizó en su día las fugas al Mónaco de Rainiero, pero además de Bélgica, los franceses tienen hoy las opciones cercanas del Reino Unido, Luxemburgo y Suiza. El propio primer ministro británico, David Cameron, se permitió comentar con sorna la tasa Hollande diciendo que pondría una alfombra roja a los multimillonarios franceses.

Quizá el país más reconocido por su tenacidad en perseguir a los evasores de impuestos sea Estado Unidos. El ejemplo más tópico e ilustrativo sigue siendo el del gánster Al Capone, encarcelado por evadir impuestos en vez de por su abundante historial criminal. Burlar al fisco en EE UU puede tener consecuencias graves e irreparables. Otro caso muy llamativo y más reciente es el de Wesley Snipes, actor famoso por sus papeles de acción y especialmente por su papel en Blade, cazador de vampiros, que permanece en la cárcel condenado a tres años por evasión fiscal. Allí celebró el pasado 31 de julio su 50 cumpleaños.

Las facilidades que brindan las nuevas tecnologías y la mayor permeabilidad de las fronteras han beneficiado a los evasores, pero los Estados también aguzan el ingenio. El Tesoro de EE UU acaba de recompensar con 104 millones de dólares (más de 79 millones de euros) al exbanquero Bradley Birkenfeld por facilitar pruebas que permitieron descubrir que la entidad suiza UBS desvió fondos de clientes estadounidenses hacia cuentas secretas en paraísos fiscales para evitar el pago de impuestos. UBS tuvo que admitir que ayudó a 17.000 clientes a evadir impuestos. La entidad bancaria fue multada en 2009 con 780 millones de dólares.

Nuevas tecnologías

Las nuevas tecnologías se han convertido también en un arma de doble filo. En Suiza, algunos empleados bancarios no satisfechos con su sueldo han decidido engrosar sus cuentas vendiendo CD y DVD con los nombres de defraudadores a los Estados implicados. Varios lander alemanes a la caza de infractores han comprado esta preciada información para convencer a los evasores de que se autoinculparan y regularizaran su relación con Hacienda. En Renania del Norte Westfalia, el fisco obtuvo entre 300 y 500 millones de euros gracias a la compra por nueve millones de euros de cuatro CD comprometedores procedentes de Suiza.

Una de estas gargantas profundas amigas del fisco se encuentra en España. Hervé Falciani fue detenido en Barcelona y está pendiente de la petición de extradición de las autoridades suizas. Este gris informático que trabajaba en la sede ginebrina del banco HSBC copió los datos de 130.000 presuntos evasores fiscales. Suiza lo reclama a España al considerarlo un delincuente, pero en nuestro país no existe el delito del que se le acusa y por el contrario lo que obliga la ley es la denuncia de todo tipo de blanqueo de dinero.

Sin embargo, a los evasores fiscales españoles se les acaba de brindar la oportunidad de saldar cuentas con Hacienda en unas condiciones mejores que las de los alemanes descubiertos en Suiza. Tendrán la posibilidad de pagar un gravamen del 10% sobre los bienes ocultos, muy inferior a los impuestos que han dejado de abonar. Un sangrante agravio comparativo para la mayoría de los paganos que cumplen la legalidad y a los que Hacienda crujirá al menor despiste.

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