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'operación babel'

Nóos, la maquina de hacer dinero

Urdangarin y su socio convirtieron una fundación mortecina en una empresa especialista en 'sablazos' a instituciones públicas y privadas

MELCHOR SÁIZ-PARDO

Viernes, 24 de mayo 2013, 08:31

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En 1999 no era nada. La 'Asociación Instituto Nóos de Investigación Aplicada' creada entonces por Diego Torres con un patrimonio de apenas 100.000 pesetas ni siquiera había terminado de nacer. En los cuatro primeros años de vida, la fundación ideada por el profesor de Esade no llego a facturar ni un solo euro. El proyecto estaba a punto de morir antes de ver la luz. No había negocio para un docente recién llegado y de nombre desconocido que capitaneaba una entidad sin aparente ánimo de lucro que aspiraba a convertirse en "punto de encuentro" de los profesionales del marketing y que declaraba tener como objetivo hacer estudios para convertir a las empresas en más competitivas.

Pero todo cambio en 2003, cuando un compañero de estudios llamado Iñaki Urdangarin se unió a Nóos. Torres ni siquiera dudó en cederle la presidencia de su mortecina fundación en noviembre de 2004. Eran, dicen, el tándem perfecto. Diego Torres ponía el ingenio y la voz, y el duque la cara y los contactos. Al dúo se unió el cuñado de Torres, Miguel Tejeiro, como asesor financiero. Y el dinero comenzó a fluir en el instituto y en sus empresas satélites: tres millones de Valencia, 2,5 de Baleares.

De cero euros a 16 millones en nueve años. Más de 6,4 millones vinieron de entidades públicas, que no tuvieron el menor reparo en adjudicar trabajos a Nóos a dedo y sin concurso alguno, aunque no les interesaran lo más mínimo, simplemente por el mero hecho de que era el yerno del rey quien llamaba a la puerta.

Torres y Urdangarin se convirtieron en los reyes del sablazo, no solo a las administraciones, sino a cualquier institución. 103 pagadores diferentes fueron captados directamente por la fundación altruista que Urdangarin presidió hasta 2006. El ayuntamiento de Valencia, Volskwagen, Telefónica, la SGAE, BBVA, Seat, Meliá, Tous, Repsol, Bancaja, Esade, Aguas de Valencia, Iberdrola.

Una lista interminable, pero siempre el mismo sistema, acosar a las empresas con Urdangarin como ariete hasta conseguir un encargo. En realidad, cualquier encargo. Luego cobrar esos trabajos a "precios totalmente desproorcionados", en palabras del juez José Castro. Unos estudios que, a veces, eran solo pasables, las más mediocres y otras, directamente, 'refritados' de otras publicaciones, incluso sacados de internet. Eso sí, reconocen directivos de muchas de las firmas que trabajaron con Nóos, nadie se atrevía siquiera a discutir las tarifas fuera de mercado de la ONG. Nadie se atrevía a enemistarse con el duque, aunque muchos, en voz baja, se quejaban de la escasa utilidad de esos informes tan teóricos y, sobre todo, de lo caro, muy caro que resultaban. El club de fútbol Villarreal llegó a pagar a 69.000 euros la página de informe.

Un sistema simple

El sistema, una suerte de cobro de impuesto revolucionario a públicos y privados, era simple, pero efectivo. También simple -en términos de arquitectura financiera- era la forma en la que convirtieron a una entidad sin ánimo de lucro en la gallina de los huevos de oro. Nóos, que no podía enriquecer directamente a sus socios, solo, o casi exclusivamente, trabajaba con las empresas satélites, estas sí con ánimo de lucro, creadas por Urdangarin, Torres y la familia política de este último. Es decir, Nóos subcontrataba a las empresas de los imputados para cualquier trabajo.

Ni siquiera era un problema que la mercantil de Urdangarin, Aizoon, fuese una inmobiliaria para dedicarla a estudios de mercado. Facturas cruzadas y falsas a nombre de Nóos por cualquier concepto cerraban el círculo.

Dicen los especialistas de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) que este sistema es de los más "chapucero" que han visto en los últimos años. "De primero de estafa", bromean. Los policías están convencidos de que los propios imputados sabían que su entramado era bastante evidente y que no aguantaba la más mínima auditoria, pero estaban totalmente confiados en que eran intocables, quizás impunes.

El chiringuito funcionó a pleno rendimiento entre 2004 y 2006. En la primavera de aquel año los socialistas baleares comenzaron a hacer preguntas sobre cómo se había adjudicado sin ningún tipo de concurso a Nóos la organización del primer Forum Illes Balears por el que el Gobierno del popular Jaume Matas había pagado 1,2 millones de euros por una reunión de apenas dos días. Zarzuela lo vio claro e hizo a Urdangarin y a su esposa salir de manera urgente de la dirección de la fundación. El duque rompía amarras con su socio, aunque solo sobre el papel. Su empresa Aizoon siguió (y aun sigue) vinculada con el entramado Nóos, hasta el punto de que en 2009 está dirigida por un apoderado, Mario Sorribas, que a su vez es el administrador único de la firma 'De Goes', la empresa que la red Urdangarin-Torres montó para lavar en el extranjero la ingente cantidad de dinero público y privado que habían conseguido.

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