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Rajoy promete «no defraudar» en el mandato más delicado
DEBATE DE INVESTIDURA

Rajoy promete «no defraudar» en el mandato más delicado

El Congreso inviste al nuevo presidente con 187 votos a favor, 149 en contra y las abstenciones de Amaiur y PNV

ANTONIO MONTILLA

Viernes, 31 de mayo 2013, 15:11

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«Declaro otorgada la confianza del Congreso de los Diputados a don Mariano Rajoy Brey, lo que comunicaré a su majestad el rey a los efectos de su nombramiento como presidente del Gobierno». Casi ocho años y dos derrotas electorales después, Mariano Rajoy pudo por fin escuchar ayer esta frase con la que Jesús Posada, presidente de la Cámara baja, certificó su nombramiento como el sexto presidente de la democracia al recibir 187 votos a favor de PP, UPN y Foro Asturias; 149 en contra de PSOE, CiU, IU, UPyD, ERC, Geroa Bai, BNG y Compromís, y 14 abstenciones de Amaiur, PNV y Coalición Canaria.

A Rajoy se le acabó el tiempo de las excusas. Atrás quedan las explicaciones y justificaciones que tal vez podrían valer mientras fue el jefe de la oposición, pero no como presidente del Gobierno. Ahora, ya sin red y sin la posibilidad de culpar a nadie, sabe que tiene infinidad de ojos en España y fuera de ella pendientes de sus decisiones económicas.

Recibe un país con más de cinco millones de parados y con una previsión de crecimiento cero para el próximo año. Pese a este incierto panorama, el flamante presidente del Gobierno prometió «no defraudar» la confianza recibida a sabiendas de que se enfrenta al mandato más complicado de los últimos 30 años. Mantuvo la mano tendida a la oposición, pese a la contundencia de su victoria. «No tengo el monopolio de la razón y además sé que me equivoco», confesó antes de reiterar su decisión de hablar y escuchar a todos los grupos políticos. «Aquí no sobra nadie», remachó.

Oferta de pactos

La holgada mayoría absoluta permitirá al PP aprobar en el Congreso todas las iniciativas que su jefe de filas considere conveniente. A Rajoy, sin embargo, no le gustaría aprobar el severo plan de ajuste -que sigue sin detallar- pero que necesitará para cumplir con el objetivo de reducir en 16.500 millones de euros el gasto en 2012. Tal vez por ello insistió en su oferta de pactos. «Un Gobierno puede lo que puede, pero evidentemente no lo puede todo», acotó.

Sus primeras palabras al salir del hemiciclo resumieron esa sensación de euforia y preocupación que parece atesorarle ante la «difícil tarea» que le queda por delante. «Es algo muy reconfortante, pero al mismo tiempo pues supone una enorme responsabilidad de cara al futuro», subrayó. José Luis Rodríguez Zapatero fue el primero en saludar a Rajoy tras su investidura. Luego, los alrededores de su escaño se convirtieron en el escenario de una especie de besamanos por donde pasó buena parte del hemiciclo, desde ex ministros socialistas a la mayor parte de los portavoces de los grupos de la oposición y, lo más llamativo, los 185 diputados del PP a los que besó o dio la mano.

Rajoy y Zapatero ofrecieron una imagen que nada tuvo que ver con los enquistados debates del final de principios de año. Zapatero, ya de salida y sin acta de diputado, no tuvo ningún protagonismo durante los dos días que ha durado el debate de investidura, salvo en los tres últimos minutos en los que el presidente entrante le dedicó unas palabras amables. Rajoy, mirando a la cara de su ya antecesor le dijo: «Usted acertó y se equivocó como todos, pero usted ha tenido un gran honor: ser el presidente del Gobierno de su país y yo así lo veré siempre». Ya habría querido el exmandatario socialista haber oído antes de su adversario el reconocimiento de que, al menos alguna vez, había acertado. Rajoy reconoció que en los últimos siete años y medio «han discutido mucho, a veces de manera muy intensa», pero puso en valor los acuerdos a los que han llegado, sobre todo en los meses previos a las elecciones generales del 20 de noviembre. Por todo ello, le expresó sus mejores deseos.

Una amabilidad que confirma que la relación entre ambos ha mejorado mucho tras las elecciones, en especial tras las conversaciones en las que ambos han pactado las decisiones políticas que ha adoptado el Ejecutivo en funciones durante el denominado traspaso de poderes.

Lo 'sorpresa' de Amaiur

La votación deparó pocas sorpresas, salvo la decisión de Amaiur de abstenerse. La mayoría de los grupos daban por hecho que la coalición abterzale votaría que no, sobre todo tras el veto de los representantes del PP en la Mesa del congreso a que la coalición de la izquierda abertzale tuviera grupo parlamentario propio.

La abstención, en este tipo de votaciones, se interpreta como un voto de confianza al candidato, sin llegar a respaldarlo del todo. Amaiur, por medio de su diputado Iñaki Antigüedad, justificó su inesperada decisión en una cuestión más prosaica: sencillamente, no quieren participar en la elección del presidente del Gobierno español.

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