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En busca del ‘dolorímetro’ infalible
TECNOLOGÍA

En busca del ‘dolorímetro’ infalible

Un grupo de investigadores ha logrado crear un sistema para obtener datos objetivos del dolor que puede tener una persona

CÉSAR A. GABRIEL

Sábado, 1 de octubre 2011, 09:47

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Los pretextos para no ir al colegio. Los chantajes emocionales, y algunos síntomas de la hipocondría podrían haber llegado a su fin. El dolorímetro ha llegado. Se trata de una importante aportación científica basada en la búsqueda de una herramienta capaz de medir el dolor, el cual es una experiencia sensorial y emocional, causal de desagrado para la mayoría de las personas, al que están expuestos todos los seres vivos que disponen de un sistema nervioso.

El método que ha desarrollado un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, es capaz de localizar las zonas del cerebro que se estimulan cuando se siente dolor. El avance científico se ha basado en la toma de imágenes del cerebro, a modo de resonancia magnética funcional. Mediante esta tecnología, el equipo liderado por Sean Mackey, jefe de la división de Manejo del Dolor de la Facultad de Medicina, ha registrado la actividad cerebral de 24 personas mientras eran sometidos a estímulos dolorosos y neutros, aplicándoles calor en el antebrazo. Así, lograron localizar cinco áreas de la corteza cerebral que incrementaron su actividad frente al estímulo.

Para lograr estos resultados, los datos obtenidos en el experimento se introdujeron en un ordenador que, con un programa especial y elaborado para estas pruebas, estableció un modelo capaz de identificar, con un 81% de aciertos, a aquellos sujetos que experimentaron dolor.

Aunque los investigadores consideran alentadora la información obtenida en el estudio, publicado en la revista PLoS ONE, han advertido que el sistema está lejos de alcanzar validación y llevarlo a la práctica clínica. Por ahora, consideran los expertos, la resonancia magnética funcional se constituye en una herramienta confiable para hacer una medición objetiva, pero también coinciden en que es necesario realizar más estudios para confirmar su utilidad, la que, igualmente, resultaría demasiado cara y difícil de implementar.

Razón de ser

En esta primera etapa, los investigadores han tratado de dar objetividad a una experiencia sensorial que, hasta ahora, sólo podia determinarse en el ámbito de lo personal, como la propia explicación de los pacientes por medio de escalas y cuestionarios testados científicamente. Entre lo más cercano a lo verificable, están las frecuencias cardiaca y respiratoria, la tensión arterial, sudoración y dilatación pupilar, signos que se ven alterados cuando se sufre dolor, al ser parámetros muy sensibles. El problema es que son poco específicos, fundamentalmente cuando se trata de definir las características del dolor que pueden sentir niños muy pequeños o ancianos que no se encuentran capacitados para describir su condición.

Los investigadores tienen el reto de superar las primeras barreras que les presenta su trabajo, ya que el dolorímetro podría convertirse en realidad cuando se logre determinar la actividad que se produce en los núcleos laterales del tálamo, región del cerebro que recoge información pura y dura relacionada con un estímulo doloroso, sin componentes subjetivos.

Mientras se hacen estas reformas al dolorímetro, se puede seguir usando la técnica del dolor para no ir al colegio, el chantaje emocional para que el novio o novia no les deje; o bien para todo aquel buen hipocondríaco, sigue abierta esta posibilidad como parte de su lista de males que a diario le aquejan. No obstante, todo parece estar llegando a su fin, duela a quien le duela.

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