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Troy Davis, ejecutado pese a las peticiones de clemencia
sentenciado en 1991

Troy Davis, ejecutado pese a las peticiones de clemencia

La Justicia de Georgia mantiene la ejecución para hoy pese a admitir que hubo irregularidades en el juicio contra Troy David, acusado de asesinar a un policía

MERCEDES GALLEGO

Viernes, 23 de septiembre 2011, 06:48

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Troy Davis, condenado a muerte por el asesinato de un policía en 1989, ha sido ejecutado con una inyección letal en Georgia (EE.UU.), tras varios intentos de última hora de su defensa para salvarle la vida y pese a las dudas sobre su culpabilidad y las numerosas peticiones de clemencia. La ejecución, programada para las 23.00 GMT del miércoles, se ha cumplido, finalmente, a las 03.08 GMT del jueves, después de que la Corte Suprema de EE.UU. rechazara una apelación de los abogados de Davis, de 42 años.

"No fue mi culpa. No tenía una pistola. Soy inocente", dijo Davis antes de recibir la inyección, según relataron a la prensa varios testigos de la ejecución. Hombre negro que asesina a policía blanco. Ese fue el paradigma que en un Estado como Georgia no ha permitido a Troy Davis encontrar clemencia y librarse de la pena de muerte, a pesar de que no había evidencias que lo ligaran al crimen cometido hace 22 años en Savannah, donde siete de los nueve testigos se han retractado, algunos admitiendo presiones y chantajes de la Policía para inculparle. La defensa recurrió a la desesperada a la Corte Suprema, en un último intento de paralizar la ejecución, pero sólo lograron retrasarla unas horas.

No han servido de nada los múltiples llamamientos desde todos los puntos del planeta. Ni siquiera los que pedían a Obama que intercediese. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que el presidente de EEUU no iba intervenir en el caso, pese a que recibió solicitudes al respecto por las dudas que existen sobre la culpabilidad de Davis. "No es apropiado para un presidente de Estados Unidos intervenir en casos específicos como éste", sostuvo Carney en un comunicado.

Apoyo mundial

Desde Amnistía Internacional (AI) hasta el papa Benedicto XVI, pasando por el expresidente Carter, habían pedido publicamente que se supendiese su ejecución, pero la última esperanza de evitarla se disipó a última hora del miércoles. Si a primera hora, el tribunal de apelaciones de Georgia había rechazado conmutar su pena por la cadena perpetua, posteriormente la Corte Suprema hacía la propio. Además, el gobernador de ese estado no tenía poder para decretar un indulto de último minuto, lo que hacía imposible esa posibilidad.

El tribunal de Georgia había recibido más de 630.000 cartas entre las que se incluía la firma del premio Nobel de la Paz Desmond Tutu, 51 miembros del Congreso, un exdirector del FBI y varias estrellas de Hollywood, que habían pedido clemencia en atención a las "serias dudas sobre su culpabilidad que persisten en vista de las acusaciones de coacción policial, testigos que se han retractado y falta de pruebas relevantes", había escrito en el diario local el ex juez federal y ex director del FBI William Sessions.

Nada de eso ha conmovido ni a las autoridades ni a la familia de la víctima, Mark MacPhail. "Ha tenido tiempo de sobra para defender su inocencia", ha defendido la viuda del policía fallecido. "En esta tierra tenemos leyes, esto no es el caos. No estamos tratando de matarle porque nos dé la gana. Se le ejecuta porque ha sido condenado".

Un crimen de hace 22 años

Davis, de 42 años, que tenía 20 cuando se produjo el crimen, se había librado de la inyección mortal tres veces, la última hace tres años 90 minutos antes de la hora prevista para la ejecución. Sus abogados sostuvieron hasta el último minuto que se le había confundido con otro hombre de color que Davis decía haber visto en la escena del crimen, lo que encajaba con los débiles recuerdos de quienes han cambiado sus testimonios. La Justicia había admitido que hubo irregularidades, pero una vez condenado ya no se trataba de que la Fiscalía demostrara su culpabilidad, sino de que él mostrara su inocencia.

Hasta conocerse la decisión cientos de personas se manifestaron a los pies del capitolio estatal y más de 3.000 vecinos se prepararon para una vigilia en el corazón del barrio Martin Luther King de Atlanta y el reverendo Al Sharpton lideraba otra a las afueras de la prisión estatal de Jackson, donde llegaron ha pedir a los funcionarios que se insubordinaran para evitar la ejecución. Una asociación de color planteó pedir a Obama que la abortase, pero finalmente el presidente anunció que no se implicaría en campaña electoral.

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