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El río Tajo proporciona un gran caudal de agua para regar los campos de la comarca.
Villaconejos, tierra de melones

Villaconejos, tierra de melones

Recorremos la historia y la cultura de los municipios destacados de la comarca de Las Vegas, una zona de suaves paisajes y huertas regadas por el Tajo y sus afluentes donde crece esta rica fruta

GUÍA REPSOL

Martes, 8 de julio 2014, 13:01

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Cerca de Madrid se sitúa la comarca de Las Vegas, una zona de suaves paisajes y huertas regadas por el Tajo y sus afluentes. Allí, entre otros cultivos, crecen los melones más famosos de la despensa frutícola española, acuñados con el nombre de una de las localidades del territorio, Villaconejos. Éste será el punto de partida de un jugoso recorrido por la historia y la cultura de los municipios destacados de esta zona de la Comunidad de Madrid.

La ruta

La tradición agrícola, el paso de las estaciones y sus afanes siguen marcando el ritmo en la comarca madrileña de Las Vegas, regada por los ríos Tajo, Jarama y Tajuña. Arranca nuestro itinerario en uno de los centros neurálgicos de este territorio, Villaconejos, localidad que ha dado su apellido al sabroso melón autóctono. Por eso debemos visitar antes que nada el Museo del Melón, donde se exponen curiosas fotos y objetos relacionados con el cultivo de esta fruta. Luego, el paseo por el pueblo tendrá como punto de referencia la iglesia barroca de San Nicolás de Bari, construida entre los siglos XVI y XVII.

Decimos adiós a Villaconejos y tomamos la carretera en dirección Chinchón, uno de los más acreditados destinos gastronómicos y monumentales de la Comunidad de Madrid. Razones no le faltan: aparte del espectáculo de la Plaza Mayor y los mesones que abren las puertas en sus soportales, el callejeo depara gratas sorpresas como la torre del Reloj; la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (Arco de Palacio, 9; 918 941 105), que conserva un cuadro de la Virgen pintado por Goya; el coqueto Teatro Lope de Vega, el monasterio de las Clarisas o el Parador de Turismo (Los Huertos, 1; 918 940 836), habilitado en el antiguo convento de los agustinos.

En las afueras de la localidad se levantan además los restos de un poderoso castillo del siglo XV, con foso y puente levadizo. Pero hay que volver a la Plaza Mayor, obra maestra de la arquitectura popular castellana que empezó a tomar forma en el siglo XV y adquirió su aspecto actual en 1683, cuando fue definitivamente cerrada, con espacios para carros y procesiones. Desde sus 243 claros, nombre que reciben las balconadas de madera de las casas que la rodean, los vecinos han sido testigos de corridas de toros, autos sacramentales, ejecuciones, obras de teatro e incluso rodajes de películas.

Continuamos después por la carretera en dirección Madrid y nos desviamos hacia Morata de Tajuña. A partir de aquí y durante el resto del viaje, la ribera del Tajuña será nuestra guía. Este afluente del Tajo alimenta tierras que prestan al paisaje los matices cromáticos de huertas, árboles frutales, bosques de ribera, olivares, viñedos y campos de cereales. Paralelamente al asfalto discurre una Vía Verde, antiguo recorrido de un tren de vía estrecha y hoy acondicionado para ciclistas y caminantes.

Para comprobar la importancia del agua en esta zona, es recomendable que visitemos en Morata de Tajuña, población situada en la parte más ancha del valle, el Museo de la Molinería (Molino de la Huerta de Angulo, Valdelaguna, km 1.200), que conserva la maquinaria de un antiguo molino harinero.

Más información

  • Productos de la zona

  • En los márgenes de los ríos Tajo y Tajuña crecen alcachofas, pimientos y otras hortalizas. Chinchón cuenta con el célebre anís al que da nombre y el ajo blanco, con cabezas más pequeñas y dientes más alargados que otras variedades. Y en artesanía, con objetos de forja, cerámica y mimbre. En el balneario de Carabaña venden agua embotellada y otros productos de cuidado corporal.

  • Tesoro oculto

  • La laguna de San Juan es una de las joyas naturales de la comarca. Tiene 47 hectáreas de humedal cuatro de ellas pertenecen a la laguna propiamente dicha donde tienen su hogar garzas reales, patos colorados, fochas y muchas otras aves. Para llegar hay que tomar la carretera desde Chinchón dirección Titulcia y desviarse por un camino rural.

  • Fiestas

  • En torno al 12 de octubre, Villaconejos celebra la Fiesta del Melón, que recuerda los tiempos en los que los campesinos regresaban por esta fecha a casa tras pasar fuera todo el verano cultivando melones. Son cuatro días con pasacalles, música, actividades para niños y una degustación popular. Perales de Tajuña acoge una Feria de Antigüedades, Almoneda y Artesanía en diciembre.

  • Alojamiento

  • En un antiguo convento de Agustinos del siglo XV se encuentra el Hotel Parador de Chinchón (Los Huertos, 1; 918 940 836), con un patio interior, bellos jardines y un destacado restaurante para degustar los platos más tradicionales de la comarca. Además, a sólo unos pasos se halla la Plaza Mayor. También en Chinchón está el Hotel Spa La Casa del Convento (Zurita 7; 918 940 936), un edificio del siglo XVIII con restaurante y spa.

Continuamos después hacia Perales de Tajuña, cuyo símbolo monumental es la fuente de Mariblanca, del siglo XVIII, aunque resultan sin duda más curiosas las 47 viviendas troglodíticas del Risco de las Cuevas, excavadas en una montaña de piedra caliza y posiblemente habitadas desde el Neolítico. Otras teorías afirman que fueron hechas por eremitas durante la Edad Media.

Escoltado por paredes de yeso, el curso del Tajuña nos conduce hasta Tielmes. A la entrada del pueblo, la ermita de los Santos Niños se levanta muy cerca de un puente románico. Si lo cruzamos, la Vía Verde nos invita a adentrarnos entre chopos, encinas, robles y tierras de labor hasta que entramos en Carabaña, punto final de la ruta.

Afamada por sus aguas, esta localidad conserva con orgullo viejas instalaciones industriales de embotellado y la estructura de una antigua central eléctrica reconvertida hoy en día en restaurante. Su balneario del siglo XIX ha sido recientemente acondicionado también como hotel. Al lado, en el interior de la montaña, podemos disfrutar de tratamientos, piscinas y duchas mineromedicinales en medio de un evocador paisaje.

El sabor

Según un estudio del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural (IMIDRA), el melón de Villaconejos, catalogado de Alta Calidad Gastronómica (A.C.G.), es el más dulce y jugoso de nuestro país. Entre las variedades que crecen en las 750 hectáreas dedicadas a su cultivo, destacan la de mochuelo puchero, largo negro y, sobre todo, la de piel de sapo. La cuidadosa selección de semillas es una de las claves de su calidad. Plantadas entre abril y mayo, la recolección se hace en agosto y septiembre. Actualmente, su producción es de unas 65.000 toneladas, a lo que ha contribuido la introducción de técnicas agrícolas como la cobertura de plástico o el riego por goteo. Es un postre muy habitual, aunque también puede tomarse en sopa y acompañado de alimentos salados como jamón, queso o, incluso, marisco.

Su valor calórico es de sólo 28 kcal por 100 g. Es ideal para dietas bajas en contenido energético, ya que contiene mucha agua (90-95%) y una cantidad de azúcares inferior a la mayoría de las frutas (6%). Es destacable su aporte de vitamina C, ácido fólico y minerales como potasio, fósforo y magnesio. Todo acerca del melón de Villaconejos, en www.alimentosdemadrid.org.

Fuente: Guía Repsol

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