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Detalle de una de las fuentes de Lanjarón, el pueblo del agua.
Pueblos de agua dulce

Pueblos de agua dulce

Rincones españoles donde el agua es la protagonista, un elemento integrador entre pueblos y naturaleza que embellece todo paisaje que toca

Álvaro Romero

Jueves, 2 de febrero 2017, 11:46

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El agua es el elemento fundamental para el desarrollo vida, una sustancia cada vez más valiosa. Actualmente expertos y científicos en materia espacial se empeñan en buscarla en otros planetas, mientras civilizaciones antiguas se han asentado siempre en tierras fértiles cerca de copiosos cauces de agua dulce.

Por lo general, el norte de España cuenta con abundante agua, los embalses casi siempre superan la media nacional gracias a las lluvias y al deshielo. El sur, sin embargo, destaca por todo lo contrario, alberga zonas más cálidas y secas, excepto en lugares montañosos. A continuación te presentamos algunos pueblos donde el agua es protagonista y actúa como elemento integrador entre muros y árboles.

Lanjarón, el pueblo del agua por antonomasia. Puerta de entrada a la Alpujarra granadina, se sitúa en la cara sur de Sierra Nevada y es uno de los municipios más bonitos de la provincia. En sus callejuelas blancas se hallan diferentes fuentes que ofrecen, en todas las épocas del año, agua limpia y cristalina que baja de los manantiales de la montaña filtrándose entre las piedras. Una de las mejores aguas de España, que se encarga de embotellar y distribuir la empresa local, con la marca Lanjarón.

En cada fuente se puede leer la frase de un poeta. Las macetas plagan sus calles aportando alegría y color cuando el tiempo acompaña. Este municipio alpujarreño cuenta además, con uno de los balnearios más famosos de España, donde se realizan decenas de tratamientos con el agua pura que ofrece Sierra Nevada.

Orbaneja del Castillo, a orillas del Ebro. Se encuentra en la provincia de Burgos, a pocos quilómetros de Cantabria, se trata de uno de los pueblos más bonitos de España. Un arroyo cruza la localidad, entre las casas, para dotarlo de una belleza que alcanza su clímax cuando cae al vacío en forma de cascada. El salto de agua de Orbaneja del Castillo es su zona más fotografiada, naturaleza en estado puro.

El agua desciende imparable hasta alimentar el cauce de uno de los ríos más importantes de España, el Ebro. Las casas, de piedra, se encaraman en torno al cañón del Ebro y se agolpan alrededor del arroyo. Un arroyo que aparece como consecuencia de la acumulación de aguas subterráneas que, a su vez, han dado lugar a la conocida como Cueva del Agua. El pueblo se integra perfectamente en la naturaleza y se afianza como un destino turístico singular, un pueblo que vive en torno al agua.

Broto, la cascada de los Pirineos. Se sitúa en la provincia de Huesca, junto al espectacular Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Atravesado por el río Ara, uno de los más importantes de la zona, las casas de piedra dejan entrever la arquitectura típica de un pueblo de plena montaña.

A escasos metros del casco urbano (10 minutos caminando), en el barranco de Sorrosal aparece un salto de agua que deja con la boca abierta a todo el que le contempla, la cascada de Sorrosal. La primera imagen de esta maravilla de la naturaleza se tiene desde la carretera que atraviesa el pueblo, en la altura se divisa una caída de agua que salta entre las rocas, aunque lo más bonito es acercarse a escasos metros de ella y escuchar el rugir del agua helada y limpia que baja de la montaña. Un espectáculo digno de contemplar que hace de este pueblecito una parada obligatoria entre los accidentados Pirineos.

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