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Una mirada no tan indiscreta

JOSÉ FERMÍN HERNÁNDEZ LÁZARO

Viernes, 11 de mayo 2018, 00:13

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La última novela de Antonio Ungar se titula 'Mírame'. Comienza despertando el interés y termina como nadie puede imaginar. Suspense y misterio, erotismo y tragedia llenan pronto el recipiente donde se cocinan los libros que abren las puertas del interés por la lectura. Si a eso se añade ritmo, lucidez y talento como es el que este colombiano muestra en las páginas de 'Mírame' el resultado no puede ser otro que un libro muy recomendable. A más de uno le vendrá a memoria en cuanto habla la primera página aquella obra maestra de Alfred Hitchcock 'La ventana indiscreta' en la que su protagonista, un fotógrafo profesional interpretado por James Stewart, se obsesiona por conocer la vida de los vecinos cuyas ventanas confluyen en el patio-manzana de las casas donde viven. Así comienza 'Mírame'. El protagonista fija su atención en el quinto piso del número 21 de la Rue C donde recientemente ha llegado a vivir una familia que él supone son emigrantes quizá árabes, gitanos o judíos. Pero sobre todo se interesa por una mujer, la única mujer de esa casa, atractiva joven que él ve pronto cómo es maltratada por su padre y sus hermanos a los que imagina dedicándose al negocio de la droga. El protagonista de la novela se enamora de la chica o por mejor decir se obsesiona con ella hasta el punto de seguirla y perseguirla día y noche. La consigue claro está. Hasta entonces la ha visto y grabado desnuda en actitudes eróticas que desaforan su deseo sexual. Ahora la posee. Pero eso no es todo lo que Antonio Ungar quiere decir. Lo sensual queda encubierto tras la manifiesta xenofobia que anida en el protagonista. Él es un hombre que según parece tiene su propia óptica sobre la realidad socio-política de la vieja Europa. Piensa que es preciso un cambio radical aunque concluya en tragedia. «Algo hay que hacer para que cambie todo». Naturalmente la novela acrecienta su interés por la envoltura de que ha revestido Ungar a su relato que no es otro que el erotismo -que no llega a ser pornográfico- nacido de la obsesión por Irina que es como se llama su objeto de deseo. Eso tiene su importancia para comprender la intimidad del personaje como la tiene la existencia de una hermana muerta para la que el narrador escribe su diario («Eva mía» suele decirle). No falta para imprimir más carácter al protagonista que es un joven que se 'droga de farmacia' cada vez que necesita vencerse a sí mismo. Con todo esto y más el lector avanzará hasta el trágico final de la página 190. Antonio Ungar ha escrito y publicado más. Es conocida su novela 'Zanahorias voladoras'. Ganó en el 2010 el Premio Herralde con 'Tres ataúdes blancos' y fue finalista del Premio Rómulo Gallegos en 2011. Lo que parece conseguir el autor de 'Mírame' si es que lo pretendió, es encubrir tras la obsesión por una mujer el temor que algunos sienten por las consecuencia que pueda tener el hecho cierto de la inmigración.

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